![](https://larepublica.es/wp-content/uploads/2025/02/Descubren-una-nueva-especie-de-alga-en-el-Artico-con-980x828.jpg)
Un equipo de investigación internacional ha descrito por primera vez una nueva especie de alga, Streptofilum arcticum, así como sus funciones celulares, en un reciente estudio publicado en la revista Environmental Microbiology. Este descubrimiento se ha realizado en la tundra ártica de Svalbard y en las dunas costeras del mar Báltico, lo que sugiere una distribución regional más amplia de lo que se había asumido anteriormente.
La nueva especie, Streptofilum arcticum, está estrechamente relacionada con su organismo hermana, Streptofilum capillatum, un pequeño alga verde que cubre el suelo. Solo cuando se agrupa en forma de biopelícula, el tapiz algal se vuelve visible a simple vista en las dunas del mar Báltico o en la tundra ártica. Cabe destacar que Streptofilum capillatum fue descrita por el mismo equipo hace unos años a partir de suelos agrícolas y representa una nueva línea evolutiva en el árbol evolutivo de las plantas, siendo considerado un fósil viviente.
Funciones celulares que permiten la adaptación
Streptofilum pertenece a los representantes más primitivos de las algas dentro de la línea de los estrepofitos, que están directamente relacionados con las plantas terrestres. Esta especie se originó en la era en que las algas de agua dulce colonizaron la tierra, y para sobrevivir a los desafíos terrestres, como la sequía, las fluctuaciones extremas de temperatura y la radiación UV, se requerían innovaciones evolutivas que dieron lugar a las plantas.
Según la profesora Karin Glaser, del Instituto de Ciencias Biológicas de la TU Bergakademie Freiberg, «estas algas tienen una pared celular excepcionalmente flexible, que difiere significativamente en su estructura de las demás algas verdes». Utilizando microscopía electrónica, el equipo demostró que durante la escasez de agua, la pared celular se contrae; cuando el agua está disponible nuevamente, la pared se expande, permitiendo que la célula se rehidrate sin sufrir daños. Esta función explica la transición evolutiva de estas algas del medio acuático al terrestre.
Las funciones celulares también permiten a Streptofilum adaptarse a condiciones ambientales extremas. Estas algas sobreviven en suelos árticos fríos y secos, y pueden reactivarse rápidamente después de las sequías. Además, son notablemente resistentes a la luz y a la temperatura, prosperando tanto en condiciones de baja iluminación como bajo intensa radiación UV, con un rango de tolerancia térmica de 5 °C a 40 °C. Esto les permite soportar fluctuaciones climáticas, lo que sugiere que podrían enfrentar futuros desafíos ambientales.
El equipo de investigación ha detectado la nueva especie de alga en la tundra ártica cerca de Svalbard y en muestras de arena de la costa del mar Báltico. «La amplia distribución regional nos sorprendió; estas algas son más comunes de lo que se pensaba», afirma Glaser. Actualmente, el equipo tiene la intención de investigar en qué otras áreas se encuentra la especie y cómo sus funciones celulares únicas pueden adaptarse al aumento de las temperaturas globales.
Estos hallazgos no solo enriquecen nuestra comprensión de la evolución de las plantas terrestres, sino que también podrían inspirar nuevas aplicaciones biotecnológicas. Por ejemplo, se podrían desarrollar compuestos derivados de algas resistentes a los UV para protectores solares ecológicos que eviten dañar a los corales y ecosistemas marinos, a diferencia de los ingredientes químicos actuales. «Estas algas producen aminoácidos similares a la micosporeina, que las protegen de la radiación UV. Comprender su función es fundamental para posibles aplicaciones en productos cosméticos», concluye Glaser.