Transnistria: Crisis energética superada, pero las tensiones políticas persisten

In Internacional
febrero 11, 2025

La crisis energética en Transnistria, una república autoproclamada no reconocida internacionalmente, ha dejado a sus habitantes en una situación crítica tras la suspensión del tránsito de gas ruso por parte de Ucrania. Desde el 1 de enero, la región ha estado sin suministro de gas, lo que ha llevado al colapso de los sistemas de calefacción en viviendas, escuelas y hospitales, dejando a la población a merced de temperaturas gélidas.

Durante más de un mes, los residentes de Transnistria han soportado condiciones extremas, con temperaturas interiores que oscilan entre los 10 y 14 grados centígrados. La situación ha sido calificada de «catastrófica» por expertos locales, quienes señalan que no se había vivido algo similar desde la guerra de 1992 entre Transnistria y Moldavia. Esta crisis ha tenido un impacto devastador en todos los aspectos de la vida cotidiana, con escuelas y universidades obligadas a adoptar la enseñanza en línea y una reducción drástica en los salarios de los trabajadores.

Orígenes de la crisis energética

La crisis tiene dos causas principales: la suspensión del tránsito de gas ruso por parte de Ucrania y la negativa de Gazprom a suministrar gas a Moldavia debido a una deuda que el gobierno moldavo disputa. Mientras que Gazprom afirma que Moldavia debe 709 millones de dólares, las autoridades moldavas sostienen que la deuda real es de solo 8,6 millones. Esta discrepancia ha complicado aún más la situación en Transnistria, que depende en gran medida del gas ruso.

La intervención de Rusia fue necesaria para mitigar la crisis, aunque con condiciones. A pesar de que Rusia se mostró dispuesta a ofrecer gas como ayuda humanitaria, Ucrania se opuso a cualquier transporte de gas ruso a través de su territorio, incluso para fines humanitarios. Se exploraron rutas alternativas, pero la logística se complicó debido a la geografía y la política regional.

En un intento por aliviar la situación, Moldavia comenzó a importar gas de mercados europeos y destinó fondos de la Unión Europea para ayudar a Transnistria. Sin embargo, esta asistencia fue temporal y solo suficiente para unos días, lo que dejó a la región en una situación precaria.

Las autoridades de Transnistria, en un esfuerzo por estabilizar el suministro eléctrico y reactivar los sistemas de calefacción, han dependido de la ayuda externa, que ha venido acompañada de condiciones políticas. La presión de Moldavia para que se cumplan ciertos requisitos, como el aumento de tarifas y el retiro de tropas rusas, ha generado tensiones adicionales en la región.

La situación actual refleja un juego de poder en el que Transnistria se encuentra atrapada entre las exigencias de Moldavia y la influencia de Rusia. A medida que se acercan las elecciones y las tensiones políticas aumentan, la población de Transnistria sigue siendo rehén de las maniobras geopolíticas de actores externos, mientras espera que la crisis se resuelva sin mayores sacrificios.

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