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Actividad volcánica en Kilauea, Hawái
El volcán Kilauea, localizado en la Isla Grande de Hawái, ha vuelto a hacer noticia tras expulsar lava a más de 100 metros de altura el pasado martes. Este fenómeno se enmarca dentro de una serie de erupciones que han tenido lugar desde finales de diciembre y que han captado la atención de científicos y amantes de la naturaleza. La actividad del volcán comenzó a las 10:16 de la mañana, siendo esta la novena erupción desde el inicio de este ciclo eruptivo. Tan solo media hora después, se observaron fuentes de lava surgiendo de un respiradero en la cumbre del volcán, alcanzando los 330 pies (aproximadamente 100 metros) de altura y cubriendo una cuarta parte del fondo del cráter Halemaʻumaʻu.
Aunque la erupción se ha limitado a las áreas dentro del cráter y no representa una amenaza inmediata para las zonas residenciales circundantes, las autoridades han emitido advertencias sobre los posibles peligros derivados de los gases volcánicos. Entre estos, el vapor de agua, el dióxido de carbono y el dióxido de azufre son los principales componentes que pueden afectar a la calidad del aire en áreas adyacentes. El dióxido de azufre, en particular, puede reaccionar en la atmósfera y formar una neblina visible conocida como «vog», que puede tener efectos perjudiciales en la salud de las personas que se encuentran a sotavento del volcán.
Además de los gases volcánicos, existe otra preocupación conocida localmente como «el cabello de Pele», que consiste en finas hebras de vidrio producidas por la actividad volcánica. Estas partículas pueden ser arrastradas por el viento hacia áreas pobladas, causando irritaciones en la piel y en los ojos. En la cultura hawaiana, Pele es considerada la diosa de los volcanes y el fuego, y las erupciones son vistas como manifestaciones de su descontento. Por esta razón, el Parque Nacional de los Volcanes de Hawái ha instado a los visitantes a permanecer alejados de las áreas cerradas y ha señalado que la actividad eruptiva puede cambiar de forma impredecible.