Los recientes cambios en la nomenclatura del Golfo de México a Golfo de América han generado una serie de reacciones tanto en el ámbito diplomático como en el digital. La orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha llevado a que plataformas como Google Maps y Apple Maps adopten esta nueva denominación para los usuarios en territorio estadounidense. La decisión ha suscitado inquietudes entre los gobiernos de México y otros países, que ven en este cambio un intento de modificar la percepción geográfica y cultural de la región.
El impacto de esta medida se ha evidenciado de inmediato. Google fue el primero en actualizar sus mapas, adoptando el nombre de Golfo de América y dejando el de Golfo de México como una referencia secundaria para los usuarios que acceden a sus servicios desde otros países. Apple, por su parte, ha seguido esta tendencia, aunque hasta el momento no ha emitido un comunicado oficial sobre su decisión. Esto ha llevado a especulaciones sobre si la compañía incluirá el nombre original en sus mapas fuera de Estados Unidos, tal como lo ha hecho Google en plataformas accesibles desde España y otras naciones.
A pesar de la implementación de esta orden, es importante señalar que no tiene un carácter legal vinculante para las empresas tecnológicas. Sin embargo, la Casa Blanca ha mostrado una postura firme al vetar a un periodista de Associated Press por continuar usando la denominación tradicional. La respuesta de otros servicios de mapas ha sido diversa; mientras que plataformas más pequeñas como Baidu y Yandex mantienen la nomenclatura de Golfo de México, otros, como Bing Maps y OpenStreetMap, también han optado por conservar el nombre original. Esta situación refleja no solo un conflicto de nomenclatura, sino también un debate más amplio sobre la influencia política en la representación geográfica en el mundo digital.
