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En Queensland, Australia, el costo del transporte público se ha reducido a solo 50 centavos. Sin embargo, en los primeros seis meses de este ensayo, se ha revelado que miles de pasajeros fueron multados por evasión de tarifas. Más de 3,000 personas recibieron multas de 322 dólares australianos, que suman más de un millón de dólares en penalizaciones, mientras que más de 21,000 recibieron advertencias durante este periodo.
La prueba de las tarifas de 50 centavos fue diseñada para aumentar la cantidad de usuarios y aliviar la presión del costo de vida. No obstante, ha puesto de manifiesto una paradoja: ¿por qué las personas evaden las tarifas incluso cuando el precio es casi simbólico?
Un desafío nacional
La evasión de tarifas no es un problema exclusivo de Queensland; es un reto a nivel nacional. La experiencia de Queensland plantea interrogantes más amplios sobre la aplicación de las normas, las políticas y el papel de la financiación del transporte público. En Nueva Gales del Sur, la evasión de tarifas le cuesta al gobierno estatal unos 80 millones de dólares anuales.
Una encuesta reciente sobre el cumplimiento de tarifas en Nueva Gales del Sur inspeccionó más de 52,000 billetes, incluidos los de tarjetas Opal y pagos sin contacto. La mayoría de la no conformidad se debió a pasajeros que viajaban sin un billete válido. Esto incluyó no solo a aquellos que no llevaban billete alguno, sino también a quienes poseían una tarjeta de pago pero no la validaron.
Otro tipo de incumplimiento se observó cuando los pasajeros utilizaron concesiones para las cuales no eran elegibles. La encuesta también destacó las variaciones en el cumplimiento según los diferentes modos de transporte, momentos del día y días de la semana, aunque en general, el cumplimiento no difirió significativamente entre fines de semana y días de semana.
En cuanto al uso en días laborales, el Metro de Sídney mostró la mayor tasa de cumplimiento con un 97%, seguido de los Ferries de Sídney (95.9%), todos los trenes (93.6%), el Tranvía de Sídney (91%) y todos los autobuses (89.2%).
¿Quién evade tarifas y por qué?
La evasión de tarifas no se limita a quienes intentan ahorrar dinero. La investigación indica que hay diferentes tipos de evasores, desde quienes lo hacen de forma habitual hasta aquellos que evaden involuntariamente. Un estudio internacional sobre el sistema Transantiago de Santiago de Chile categorizó a los evasores en cuatro grupos: radicales, estratégicos, ambivalentes y accidentales.
Un estudio separado en Melbourne también identificó una amplia gama de actitudes hacia la evasión de tarifas, desde quienes consideran que es moralmente incorrecto hasta quienes toman riesgos calculados basados en los patrones de aplicación de las normas.
La experiencia de Queensland plantea una pregunta relevante: ¿la reducción de tarifas disminuye la evasión? Los primeros datos del estado muestran una disminución del 27% en las multas por evasión desde el inicio del ensayo, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto sugiere que la evasión de tarifas es, al menos en parte, una decisión económica racional.
Investigaciones en el sistema de autobuses de Santiago también sugieren una sensibilidad al precio. Un aumento del 10% en las tarifas provocó un incremento de dos puntos porcentuales en la evasión de tarifas.
Un hallazgo sorprendente es que la evasión de tarifas no es solo una decisión económica, sino también social. Cuando los pasajeros perciben el sistema como injusto, ya sea por servicios poco fiables, tarifas altas o falta de inversión, la evasión tiende a aumentar. Además, si en una ciudad o demografía se normaliza el comportamiento de evadir tarifas, este se difunde como una contagión.
Estudios han sugerido que las actitudes sociales permisivas hacia la evasión de tarifas son un predictor tan fuerte como la dificultad financiera real.
En cuanto a la aplicación de normas, la mayoría de las agencias de transporte confían en dos medidas estándar: más inspecciones de billetes y multas más severas para los evasores. Sin embargo, la investigación sugiere que estas medidas solo funcionan hasta cierto punto. La evidencia empírica indica que los evasores potenciales están más disuadidos por la certeza de ser atrapados que por el tamaño de la multa.
Un aspecto crucial en el debate sobre Queensland es si la evasión de tarifas es realmente importante, dado que el ingreso perdido por las tarifas impagas durante el periodo en cuestión asciende a solo 1,663 dólares. Dependiendo del nivel de control, tales tarifas podrían resultar en costos de aplicación que superen los ingresos perdidos. Las patrullas de seguridad, inspecciones y procesamiento de multas pueden representar gastos significativos.
Hay al menos dos factores clave a considerar en relación con si vale la pena aplicar medidas contra los evasores. Primero, permitir una evasión generalizada podría erosionar las normas sociales en torno al pago por servicios públicos. Si desaparece la expectativa de cumplimiento, ¿qué sucederá si las tarifas vuelven a aumentar? Por otro lado, incluso cuando las tarifas son cero o casi cero, requerir que los pasajeros validen un billete permite a las agencias de transporte rastrear la demanda, planificar servicios y prevenir el abuso del sistema.
Aún en lugares como Tallin, Estonia, donde los residentes viajan gratuitamente, se requiere la validación para la recolección de datos y la prevención de abusos del sistema. Aun con tarifas de 50 centavos, las autoridades esperan que el transporte público funcione dentro de un sistema estructurado, con reglas que fomenten la responsabilidad y la previsibilidad.
Sin embargo, la aplicación de normas por sí sola no resolverá la evasión. Ganar la confianza pública es tan importante como hacer cumplir las reglas. Invertir en una mejor calidad de servicio, fiabilidad y compromiso comunitario puede ser tan eficaz como aumentar las inspecciones.