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Las intervenciones en la prevención del crimen basadas en la ubicación han sido objeto de críticas por la corta duración de las reducciones en la criminalidad que producen. Un reciente estudio realizado por investigadores del Crime Prevention Lab de la Universidad Northeastern y AH Datalytics ha evaluado los impactos a largo plazo de un amplio proyecto de vigilancia por cámaras de circuito cerrado (CCTV) en Newark, Nueva Jersey. Los resultados del estudio indican que dicho proyecto estuvo asociado a una disminución de los robos de automóviles entre tres y cuatro años después de la instalación de las cámaras, efectos que podrían no haberse detectado si la evaluación se hubiera limitado a uno o dos años.
El estudio, publicado en la revista Criminology & Public Policy, resalta la importancia de realizar investigaciones de mayor duración para poder conocer con certeza si los efectos de las intervenciones persisten, disminuyen o incluso se fortalecen. Eric Piza, profesor de criminología y justicia penal en la Universidad Northeastern y líder del estudio, destacó que «si los investigadores no realizan estudios de larga duración, no podemos saber con certeza si los efectos de las intervenciones son sostenibles en el tiempo».
Resultados del estudio en Newark
El uso de cámaras de CCTV ha aumentado significativamente en Estados Unidos y otros países occidentales en las últimas dos décadas. Sin embargo, la mayoría de los estudios que evalúan los impactos de este tipo de vigilancia sobre la criminalidad han sido de corta duración, con una media de solo 17 meses, lo que puede resultar insuficiente para comprender los efectos a largo plazo de estos proyectos.
En el presente estudio, los investigadores examinaron los impactos a corto (1-2 años), a medio (3-4 años) y a largo plazo (9-11 años) sobre crímenes violentos y delitos graves contra la propiedad de un extenso proyecto de vigilancia por CCTV llevado a cabo en varios espacios públicos de Newark. La Policía de Newark instaló un sistema de videovigilancia pública en 2008, y para 2010 se habían instalado cerca de 150 cámaras de vigilancia individuales.
El proyecto mostró una reducción estadísticamente significativa en los robos de automóviles en el término medio. El efecto del proyecto sobre los robos de vehículos creció desde un nivel cercano a la significación hasta ser estadísticamente significativo entre el corto y el medio plazo. Estos efectos, conocidos como efectos «dormidos», sugieren que fue necesario un período prolongado para que el proyecto se asociara a la disuasión de robos de automóviles. Además, el estudio identificó posibles efectos de desplazamiento, con un desplazamiento de robos a corto plazo y de robos de objetos de los vehículos a largo plazo, también acercándose a la significación estadística.
Brandon Welsh, profesor de criminología y justicia penal en la misma universidad y coautor del estudio, añadió que «los estudios de larga duración pueden revelar efectos deseables que emergen después de que un programa ha estado en funcionamiento un tiempo, o incluso cambios en la dirección de los efectos». En este sentido, los hallazgos del estudio sugieren que los responsables de políticas deben ser conscientes de que las investigaciones que evalúan únicamente los impactos a corto plazo pueden no detectar efectos matizados que son relevantes para la toma de decisiones.
Más información:
Eric L. Piza et al, Can place‐based crime prevention impacts be sustained over long durations? 11‐Year follow‐up of a quasi‐experimental evaluation of a CCTV project, Criminology & Public Policy (2025). DOI: 10.1111/1745-9133.12697