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Un equipo de cirujanos veterinarios ha llevado a cabo una cirugía de cataratas a Thunder, un águila calva residente en el Parque Natural Moccasin Lake, ubicado en Clearwater, Florida. La intervención se realizó en una clínica de Brandon, y se considera un paso crucial para preservar la calidad de vida del ave.
Thunder fue rescatada en 1995, tras ser disparada por un cazador furtivo cuando era un polluelo en su nido en Sebring, en un momento en que las águilas calvas aún se encontraban en peligro de extinción. Aunque logró sobrevivir al ataque, la agresión le costó la vida a su hermano y le ocasionó daños severos, incluyendo la severación de un nervio óptico que la dejó ciega de su ojo derecho, según informaciones proporcionadas por Barbara Walker, quien se encarga de Thunder en el santuario.
En el año 2004, a la edad de 9 años, Thunder puso un huevo, confirmando así su sexo femenino. En 2023, fue trasladada al santuario, donde se descubrió que tenía una catarata parcial en su ojo izquierdo. Durante los últimos seis meses, la catarata ha ido empeorando, lo que ha hecho necesaria la cirugía para garantizar su bienestar, como explicó Walker.
Un símbolo de educación y conservación
Desde su rescate, Thunder ha desempeñado un papel fundamental como embajadora de la educación pública sobre la conservación de la fauna. Entre sus actividades destaca un viaje a Maine para participar en Wreaths Across America, una organización sin ánimo de lucro que rinde homenaje a los miembros del servicio militar estadounidense caídos. Este tipo de iniciativas subrayan la importancia de la conservación y la educación ambiental en la sociedad actual.
El programa de rapaces del Parque Natural Moccasin Lake cuenta con el apoyo de Tampa Bay Raptor Rescue, una organización dedicada a la rehabilitación y conservación de aves rapaces. El parque está abierto al público de martes a domingo, de 10 a.m. a 5 p.m., y la entrada es gratuita, lo que permite a todos los ciudadanos disfrutar y aprender sobre la fauna local.
La historia de Thunder no solo es un recordatorio de los desafíos que enfrentan las aves rapaces, sino también un llamado a la acción para la conservación de especies en peligro. La atención veterinaria y el compromiso de los santuarios son esenciales para garantizar que estas majestuosas criaturas puedan seguir volando por los cielos.