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La exploración de asteroides cercanos a la Tierra no solo despierta inquietudes por el riesgo de colisiones, sino que también ofrece oportunidades invaluables para comprender mejor nuestro sistema solar. En este contexto, el asteroide Ryugu, con un diámetro de 900 metros y ubicado en el cinturón de asteroides de Apolo, ha revelado importantes hallazgos que refuerzan la búsqueda de signos de los precursores de la vida en otros lugares del cosmos.
Investigadores de la Universidad de Kyoto han descubierto la presencia de minerales salinos en las muestras recuperadas del asteroide durante la primera fase de la misión Hayabusa2 de Japón. Este hallazgo, que incluye depósitos de carbonato de sodio, halita y sulfatos de sodio, sugiere que el agua salina líquida pudo haber existido en un cuerpo progenitor de Ryugu en un pasado remoto.
Antes de examinar las muestras, el equipo de investigación esperaba encontrar en los granos devueltos del asteroide sustancias inusuales que no se encuentran comúnmente en los meteoritos. Anticiparon que estos materiales, altamente solubles en agua, serían difíciles de detectar sin un análisis en estado prístino, preservado en el vacío del espacio. “El manejo cuidadoso nos permitió identificar los delicados minerales de sal, proporcionando una visión única de la historia química de Ryugu”, señala el investigador principal Toru Matsumoto.
Un pasado acuático en el asteroide Ryugu
Los expertos sugieren que Ryugu formaba parte de un cuerpo progenitor más grande que existió hace aproximadamente 4.5 millones de años, poco después de la formación del sistema solar. Este cuerpo progenitor habría estado sometido a un calentamiento por desintegración radiactiva, creando un entorno con agua caliente a menos de 100 °C. Aunque Ryugu y sus granos no contenían humedad, persisten interrogantes sobre la pérdida de esta agua líquida.
“Estos cristales nos indican cómo el agua líquida desapareció del cuerpo progenitor de Ryugu”, explica Matsumoto. Los cristales de sal se disuelven fácilmente en agua, lo que sugiere que solo pudieron precipitarse en condiciones de agua altamente salina y con una cantidad limitada de líquido. “Hipotetizamos que, al exponer el agua salada al espacio o al enfriarse el cuerpo progenitor, este líquido pudo haberse evaporado o congelado”, añade el investigador. “Los minerales de sal que hemos encontrado son los restos cristalizados de esa agua”.
La relevancia de estos depósitos radica en su potencial para comparar el agua evolucionada del planeta enano Ceres, ubicado en el cinturón de asteroides, así como de las lunas de Júpiter y Saturno, ya que se cree que estos cuerpos helados albergan océanos subsuperficiales o reservorios líquidos. Se espera que se encuentren carbonato de sodio y halita en depósitos superficiales de Ceres, en géiseres de agua en la luna Encélado de Saturno y en las superficies de las lunas Europa y Ganimedes de Júpiter.
Dado que la producción de sal está estrechamente relacionada con los entornos geológicos y la química de las salmueras en estos cuerpos acuáticos, el descubrimiento de sales de sodio en las muestras de Ryugu proporciona nuevas perspectivas para comparar el papel que ha jugado el agua en el desarrollo de planetas y lunas en el sistema solar exterior.
Más información:
Toru Matsumoto et al, Carbonatos de sodio en Ryugu como evidencia de agua altamente salina en el sistema solar exterior, Nature Astronomy (2024). DOI: 10.1038/s41550-024-02418-1