![](https://larepublica.es/wp-content/uploads/2025/02/La-Casa-Blanca-prohibe-la-entrada-a-periodista-de-AP.jpg)
Un periodista de la agencia Associated Press (AP) fue excluido de una conferencia de prensa presidencial en Estados Unidos tras negarse a acatar la orden del presidente Donald Trump de renombrar el Golfo de México como el “Golfo de América”. Este incidente se enmarca en un conflicto más amplio entre la nueva administración estadounidense y los medios de comunicación tradicionales.
Desde que Trump emitió una orden ejecutiva en enero, el Golfo de México ha sido oficialmente rebautizado como el Golfo de América, mientras que el monte McKinley en Alaska, que había sido renombrado como Denali, recuperó su nombre original. La AP decidió mantener el nombre tradicional para el cuerpo de agua internacional, pero adaptó su estilo para referirse al pico, argumentando que este último está bajo jurisdicción estadounidense.
La agencia confirmó que su reportero fue denegado de acceso a una conferencia de prensa donde Trump y el primer ministro indio Narendra Modi respondieron preguntas. Julie Pace, editora ejecutiva de AP, calificó esta exclusión como una “escalada profundamente preocupante”, subrayando que era el tercer día consecutivo en que los reporteros de AP habían sido excluidos de cubrir al presidente.
Reacciones de la Casa Blanca y la AP
El subjefe de personal de la Casa Blanca, Taylor Budowich, expresó en X, anteriormente Twitter, que “la Associated Press continúa ignorando el cambio de nombre geográfico legal del Golfo de América. Esta decisión no solo es divisiva, sino que también expone el compromiso de la AP con la desinformación”. A pesar de esta controversia, Budowich aseguró que los periodistas y fotógrafos de AP conservarían sus credenciales para acceder al complejo de la Casa Blanca.
Pace, por su parte, argumentó que “limitar nuestro acceso a la Oficina Oval en función del contenido del discurso de la AP no solo obstaculiza gravemente el acceso del público a noticias independientes, sino que también viola claramente la Primera Enmienda”, que garantiza la libertad de expresión y de prensa en Estados Unidos.
Este conflicto sobre el nombre del Golfo es parte de una confrontación más amplia entre la administración Trump y las organizaciones de medios estadounidenses. En las últimas semanas, la Casa Blanca ha puesto bajo escrutinio la financiación federal de los medios, con Trump alegando que los pagos por suscripciones y servicios equivalen a “sobornos” por una cobertura favorable hacia los demócratas.
Elon Musk, quien ahora dirige el Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE), destacó que se gastaron millones en suscripciones a servicios como Politico Pro, describiendo esta financiación de los medios como “un enorme desperdicio del dinero de los contribuyentes”. En respuesta, la administración ha comenzado a cancelar dichas suscripciones.
Las organizaciones de medios han defendido estos gastos, argumentando que son transacciones estándar para acceder a informes y análisis especializados. Trump también sugirió que miles de millones de dólares habían sido malversados en agencias como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la principal agencia de Washington para financiar proyectos políticos en el extranjero, para pagar por una cobertura mediática favorable hacia los demócratas. Varios medios estadounidenses, incluidos Politico, el New York Times y la AP, han rechazado estas acusaciones, mientras que CNN las ha calificado como “una falsa teoría de conspiración de la derecha”.