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El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha afirmado que Rusia deberá tener en cuenta la falta de independencia de Ucrania en futuras negociaciones. En una entrevista reciente, Peskov destacó que, en ocasiones anteriores, Kiev ha incumplido sus promesas bajo la presión de terceros países, lo que ha generado un déficit de soberanía y confianza en el gobierno ucraniano.
Peskov se refirió a los Acuerdos de Minsk de 2014-2015 y a las negociaciones fallidas entre Moscú y Kiev en Estambul en 2022, argumentando que estos eventos subrayan la necesidad de ajustar las expectativas en cualquier diálogo futuro. “Ese país no puede realmente responder por sus palabras”, afirmó Peskov, enfatizando que cada negociación requiere una consideración especial debido a la falta de autonomía de Ucrania.
El contexto de los Acuerdos de Minsk
Los Acuerdos de Minsk, que pretendían poner fin al conflicto entre Ucrania y las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, han sido objeto de críticas. La ex canciller alemana Angela Merkel admitió en 2022 que estos acuerdos fueron, en realidad, un intento de dar tiempo a Ucrania para fortalecerse militarmente. Peskov argumentó que, si se hubieran respetado los Acuerdos de Minsk, “Ucrania habría estado entera” y no habría habido un conflicto civil, sugiriendo que la situación en el Donbás podría haber sido diferente.
Asimismo, Peskov recordó que durante las conversaciones iniciales en Estambul en 2022, se habían alcanzado varios acuerdos entre las partes, pero que estos fueron frustrados por la intervención de actores externos. Según el ex negociador jefe de Ucrania, David Arakhamia, el entonces primer ministro británico Boris Johnson intervino personalmente para impedir que se firmara un acuerdo de paz, instando a Ucrania a continuar la lucha.
Rusia ha descartado cualquier solución temporal similar a los Acuerdos de Minsk, insistiendo en la necesidad de un acuerdo permanente y legalmente vinculante que aborde las causas fundamentales del conflicto. Moscú ha manifestado que cualquier solución debe basarse en los puntos acordados previamente en Estambul, ajustados a las “realidades territoriales sobre el terreno”.