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La posibilidad de utilizar velas solares para los satélites podría marcar un hito en la forma en que se monitorizan los fenómenos meteorológicos espaciales. Esta innovadora tecnología permite a los satélites aprovechar la luz solar para desplazarse, lo que podría ofrecer advertencias más tempranas sobre eventos como las tormentas geomagnéticas, que amenazan con interrumpir sistemas tecnológicos en la Tierra.
Irfan Azeem, jefe de la División de Investigación a Operaciones y Planificación de Proyectos en la Oficina de Observaciones del Clima Espacial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), expresó en una reciente entrevista que «es exactamente como navegar a vela». Azeem destacó que, en lugar de utilizar el aire, se aprovecharían los fotones emitidos por el sol para mover los satélites de forma más eficiente y económica.
NOAA supervisa los sistemas satelitales operativos que proporcionan datos cruciales desde puntos de observación situados entre la Tierra y el sol. La información recogida es esencial para la elaboración de pronósticos meteorológicos espaciales, ayudando a los meteorólogos a emitir alertas cuando una llamarada solar puede afectar a la Tierra o a otras tecnologías en el espacio.
Navegando hacia el futuro
Los satélites actuales, como el Explorador de Composición Avanzada de la NASA y el Observatorio Climático del Espacio de NOAA, miden el viento solar, compuesto por electrones y protones que fluyen desde la corona solar. Es fundamental monitorizar este viento, ya que su interacción con el campo magnético terrestre puede provocar auroras en las regiones polares y, en casos más severos, tormentas geomagnéticas.
Aunque ya se emiten alertas antes de que estos fenómenos ocurran, existe una necesidad creciente de contar con un tiempo de aviso más prolongado que permita a los sistemas tecnológicos, como las redes eléctricas, la GPS o incluso la agricultura, prepararse ante posibles impactos. A través del programa Space Weather Next de NOAA, los científicos están investigando cómo las futuras misiones satelitales pueden proporcionar información más rápida tras las llamaradas solares.
Las velas solares ofrecen una solución innovadora para lograr esto. Azeem explica que «una vela solar nos permite ir más allá del Punto de Lagrange Uno (L1)», el cual ha sido el punto de referencia durante años para obtener vistas estables y sin obstrucciones del sol. Este punto se encuentra a aproximadamente 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde las naves espaciales pueden permanecer en una posición fija para observar la actividad solar. Sin embargo, acercarse más al sol significa obtener datos más rápidamente durante los eventos meteorológicos espaciales.
La implementación de velas solares podría aumentar los tiempos de aviso en un 50%, permitiendo que los científicos se posicionen en un lugar diferente al que se ha utilizado durante más de cuatro décadas. Actualmente, NOAA está trabajando en el proyecto Solar Cruiser, en colaboración con la NASA, donde se está construyendo un modelo a escala completa de una vela solar que, al ser desplegada, abarcará más de 1.650 metros cuadrados.
Se anticipa que las cuatro velas, construidas en cuadrantes individuales, estén listas para febrero de 2026, con la esperanza de lanzar la misión en 2029. Azeem concluye remarcando la complejidad del proyecto, que integra avances en diversas disciplinas científicas, reflejando un desarrollo significativo en la comunidad de meteorología espacial.