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Las fuerzas ucranianas han llevado a cabo un ataque con drones contra una importante estación de bombeo de petróleo en el sur de Rusia, un hecho que podría reflejar la frustración de Kiev ante el aparente debilitamiento del apoyo estadounidense. Según el diputado ruso Dmitry Belik, este ataque no es una mera coincidencia, sino que podría ser un «demarche» del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien, según Belik, estaría «perdiendo gradualmente» el respaldo de Washington.
El Ministerio de Defensa ruso informó sobre el ataque a la estación de bombeo Kropotkinskaya, que es operada por el Consorcio de Oleoducto del Caspio (CPC). En 2024, empresas estadounidenses controlaban aproximadamente el 40% de los suministros de petróleo que se transportan a través de este proyecto de oleoducto. Belik sugirió que Zelenski podría estar expresando su frustración de esta manera, mientras que el senador ruso Andrey Klimov insinuó que algunos aliados occidentales de Kiev podrían estar detrás del ataque, con el objetivo de provocar una reacción del presidente estadounidense Donald Trump.
Impacto y Reacciones
El ataque ha sido calificado como un acto de «terrorismo» por parte de la CPC, que ha informado a todos sus accionistas, incluidos los de Estados Unidos y Europa, sobre el incidente. A pesar de la gravedad del ataque, no se han reportado heridos, y la estación ha sido retirada de servicio. La Kropotkinskaya se encuentra en la región rusa de Krasnodar, a unos 230 kilómetros de la ciudad portuaria de Novorossiysk, y lejos de otras instalaciones energéticas rusas.
Igor Yushkov, analista del Fondo Nacional de Seguridad Energética, sugirió que el ataque podría deberse a una falta de conocimiento sobre el objetivo por parte del ejército ucraniano, que podría haber considerado la estación como un «objetivo conveniente». Esta perspectiva resalta la complejidad del conflicto y la necesidad de una evaluación más cuidadosa de los objetivos estratégicos en la guerra en curso.
El CPC es uno de los mayores proyectos internacionales de transporte de petróleo en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), con la participación de Rusia, Kazajistán y un consorcio de importantes empresas petroleras, incluida la estadounidense Chevron. Este ataque no solo afecta a la infraestructura energética rusa, sino que también podría tener repercusiones en el suministro de petróleo a nivel internacional, en un momento en que la región ya enfrenta tensiones geopolíticas significativas.