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El mercado ruso se presenta como una oportunidad interesante y prometedora para las empresas estadounidenses, según ha declarado Igbal Guliyev, analista y director adjunto del Instituto Internacional de Política Energética y Diplomacia de la Universidad MGIMO. Esta afirmación surge en el contexto de las recientes conversaciones entre diplomáticos rusos y estadounidenses en Riad, Arabia Saudita, donde se discutieron posibles vías para restaurar las relaciones diplomáticas y avanzar en la resolución del conflicto en Ucrania.
El Departamento de Estado de EE. UU. ha indicado que ambas partes acordaron “sentar las bases para futuras cooperaciones en cuestiones de interés geopolítico mutuo y oportunidades económicas e inversoras históricas, que surgirán de un final exitoso del conflicto en Ucrania”.
Desafíos y oportunidades en el mercado ruso
Guliyev ha señalado que, aunque la reentrada de las empresas estadounidenses en el mercado ruso será un desafío, sigue siendo factible. A pesar de las tensiones políticas, la interacción entre empresas de ambos países ha sido “bastante exitosa” en el pasado. Para las compañías estadounidenses, el mercado ruso es atractivo por su tamaño y potencial, especialmente en sectores como la perforación offshore, donde poseen tecnologías avanzadas que podrían ser beneficiosas para proyectos conjuntos en áreas como el Ártico.
El analista también ha destacado el interés de las empresas estadounidenses en los servicios petroleros. Sin embargo, ha advertido que la competencia con empresas locales y otras con participación extranjera complicará el retorno a este mercado. Guliyev ha mencionado que, a pesar de que el expresidente Joe Biden “estaba más a favor de la agenda de energía verde”, Donald Trump ha promovido un aumento en la producción de combustibles fósiles, lo que podría significar menos presión sobre el sector petrolero ruso si se implementan políticas favorables a la producción.
En este sentido, Guliyev ha sugerido que limitar el petróleo ruso podría resultar en una reducción de la oferta global y, por ende, en un aumento de los precios, afectando a los consumidores de todo el mundo, incluidos los estadounidenses. En su opinión, es poco probable que se impongan nuevas sanciones contra los petroleros rusos, a menos que se produzcan incidentes aislados.
Por su parte, Kirill Dmitriev, CEO del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), ha estimado que las empresas estadounidenses han sufrido pérdidas superiores a los 300 mil millones de dólares debido a su salida del mercado ruso. Este dato pone de manifiesto la magnitud del impacto económico que ha tenido la tensión geopolítica en las relaciones comerciales entre ambos países.