
La economía alemana se encuentra en una encrucijada, situación que ha sido ampliamente señalada por los críticos del gobierno de Olaf Scholz durante la reciente campaña electoral. A medida que los votantes se preparan para acudir a las urnas, parece cada vez más probable que Alemania tenga un nuevo canciller, siendo Friedrich Merz, del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), el favorito para asumir el cargo.
Merz no ha dudado en criticar las políticas económicas de Scholz, vinculándolas con el estado poco brillante de la mayor economía de Europa. Según él, un gobierno bajo su liderazgo proporcionaría el impulso necesario para la economía alemana. Sin embargo, los expertos son más cautelosos ante esta perspectiva. Carsten Brzeski, responsable global de macroeconomía en ING, advierte que, aunque podría haber un modelo económico renovado tras las elecciones, no se espera una transformación radical que haga que los competidores sientan envidia.
La agenda económica de la CDU/CSU
La CDU, que a nivel federal se alía con su partido hermano, la Unión Social Cristiana (CSU), se presenta con un programa de corte típicamente conservador en materia económica. Este incluye recortes en los impuestos sobre la renta y a las empresas, reducción de subsidios y burocracia, cambios en las prestaciones sociales, desregulación y fomento de la innovación, así como un impulso a la inversión.
Sin embargo, Brzeski señala que la CDU/CSU no ha sido precisa en sus propuestas sobre cómo planea aumentar la inversión en infraestructuras, digitalización y educación. Aunque la intención es clara, los detalles son escasos. Esta falta de claridad sugiere que el programa, aunque reformista, podría no contemplar el doloroso proceso de cambio necesario para revitalizar la economía alemana.
Geraldine Dany-Knedlik, responsable de previsiones en el Instituto de Investigación DIW de Berlín, ha resaltado que la CDU busca conseguir un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de alrededor del 2% nuevamente a través de su programa fiscal y económico denominado «Agenda 2030». Sin embargo, alcanzar estos niveles de expansión económica parece poco realista, tanto a corto como a largo plazo, especialmente tras un 2023 y 2024 en los que el PIB alemán ha mostrado una tendencia a la baja.
Alemania enfrenta presiones en sectores clave como el automotriz, problemas de infraestructura, especialmente en su red ferroviaria, y una crisis en la construcción de viviendas. La llamada «freno de deuda», una regla fiscal de larga data que limita el tamaño del déficit presupuestario estructural y la cantidad de deuda que el gobierno puede asumir, también se encuentra en el centro del debate fiscal previo a las elecciones. Aunque la CDU preferiría no modificar esta cláusula, Merz ha indicado que podría estar abierto a algunas reformas.
Incrementar las perspectivas de crecimiento sin aumentar la deuda parece improbable, y si se elevaran las inversiones públicas dentro de los límites del freno de deuda, sería inevitable un aumento significativo de impuestos. La Agenda 2030, en combinación con la actitud conservadora hacia el freno de deuda, podría leerse más como una lista de deseos que como un programa claro de crecimiento económico.
Franziska Palmas, economista senior de Capital Economics, reconoce que algunos planes de la CDU-CSU podrían tener un impacto positivo en la economía, aunque advierte que el impulso resultante sería limitado. Los recortes fiscales incentivarían el consumo y la inversión privada, pero el débil sentimiento del consumidor podría llevar a un ahorro significativo de los ingresos adicionales tras los impuestos, lo que afectaría la disposición de las empresas a invertir.
A pesar de esto, no todos saldrían ganando con las nuevas políticas, ya que los recortes impositivos beneficiarían más a los hogares de ingresos medios y altos, mientras que los hogares de bajos ingresos podrían verse afectados por posibles reducciones en las prestaciones sociales.
Tras las elecciones del domingo, la CDU/CSU probablemente tendrá que buscar un socio de coalición para formar un gobierno mayoritario, siendo el Partido Socialdemócrata o el Partido Verde los candidatos más probables. Las diferencias significativas en las posiciones políticas económicas entre estos partidos complicarán las negociaciones, ya que la CDU/CSU busca reducir impuestos y desregular, mientras que el SPD y los Verdes se inclinan por aumentar impuestos y oponerse a la desregulación en ciertos ámbitos. A pesar de estas divergencias, se espera que el grupo conservador mantenga el poder en las negociaciones y que el acuerdo de coalición incluya la mayoría de las propuestas económicas de la CDU.