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En un contexto de creciente presión sobre los ecosistemas marinos, científicos marinos de la Universidad de Flinders han lanzado un llamado urgente para implementar estrategias de gestión más enfocadas en la conservación de las especies clave de peces, delfines «casi amenazados» y moluscos en la costa sur de Australia. Tres estudios recientes destacan la necesidad de investigación adicional y monitoreo constante para abordar el impacto del cambio climático y las actividades humanas sobre estas poblaciones.
El Dr. Mike Bossley, destacado científico en conservación de ballenas y delfines, ha estado monitoreando a los delfines mulares del santuario de delfines de Adelaide durante 34 años. A pesar de las adversidades de un entorno altamente urbanizado, los investigadores han observado una notable resiliencia en los delfines. Sin embargo, su población ha sufrido un preocupante descenso entre 2012 y 2020, aunque los avistamientos recientes parecen haber estabilizado entre 2021 y 2024, según sus observaciones.
La importancia del Santuario de Delfines de Adelaide
El Santuario de Delfines de Adelaide, establecido en 2005, tiene como objetivo proteger a los delfines y su hábitat. Kennadie Haigh, candidata a doctorado en el Colegio de Ciencia e Ingeniería de Flinders, enfatiza la necesidad de enfocar las estrategias de conservación en mejorar el ecosistema del santuario y promover la conectividad con las aguas circundantes para asegurar el futuro de estos cetáceos.
Además, un segundo estudio de Flinders University, publicado en la revista Ocean & Coastal Management, ha analizado la explotación histórica de los arrecifes de moluscos en el sur de Australia. Los investigadores alertan sobre la urgencia de restaurar las especies marinas nativas para preservar la salud del ecosistema local. El candidato a doctorado Brad Martin señala que factores humanos y ambientales, como la sobrepesca y la recolección de dragado, han reducido drásticamente los arrecifes de moluscos que en el pasado cubrían más de 2,600 kilómetros cuadrados de la costa estatal.
Los investigadores documentaron 140 posibles ubicaciones de arrecifes de moluscos y estimaron que más de 43 millones de ostras planas fueron cosechadas comercialmente entre 1849 y 1915, antes de su extinción funcional en la década de 1940. La disminución de estos ecosistemas costeros desde la colonización debería ser considerada en los esfuerzos de conservación y restauración actuales, incorporando estas especies nativas en las estrategias de gestión costera.
Por último, un tercer estudio, publicado en Environmental DNA, evaluó las mejores metodologías para detectar comunidades de peces en ecosistemas marinos. Utilizando ADN ambiental (eDNA) y sistemas de video submarino remolcado (BRUVS), los investigadores pudieron realizar un monitoreo más completo de las comunidades de peces en áreas remotas del Gran Arrecife Australiano. Esta combinación de métodos es especialmente valiosa en entornos desafiantes, donde la monitorización de especies clave puede proporcionar información crucial sobre la salud de los arrecifes y la sostenibilidad de las pesquerías.