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En los recientes testimonios de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de EE. UU., ante el Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos del Senado, se ha evidenciado una narrativa popular entre los responsables de la política monetaria que sugiere que la política está «bien posicionada» para ajustarse a cualquier riesgo futuro. Sin embargo, la realidad podría ser más bien que la política monetaria se encuentra estancada, a la espera de una certidumbre que parece lejana.
Con un sinfín de incógnitas que rodean la economía estadounidense y los pasillos de Washington, la Reserva Federal se encuentra en una posición neutral, enfrentando una posible espera prolongada por claridad sobre el futuro económico. Raphael Bostic, presidente de la Fed de Atlanta, ha señalado la complejidad de la situación actual, donde se perciben tanto optimismos, especialmente desde el sector bancario, como amplias preocupaciones sobre futuras políticas comerciales e inmigration.
Incertidumbre en la política monetaria
La «incertidumbre» se ha convertido en un tema recurrente en el discurso de la Reserva Federal. En un reciente blog, Bostic enfatizó la necesidad de «cautela y humildad en la formulación de políticas» ante un entorno económico volátil. Durante la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto, se hicieron numerosas referencias a la incertidumbre económica, que incluye el impacto de cambios potenciales en políticas comerciales, fiscales y regulatorias.
La Reserva Federal se enfrenta a desafíos en dos frentes principales: la estabilidad del empleo y la inflación. Aunque el mercado laboral ha mostrado estabilidad, la inflación, que se ha estado moderando, presenta riesgos de un repunte si las percepciones de los consumidores y líderes empresariales se ven afectadas por los aranceles y su impacto en los precios. La Fed tiene un objetivo de inflación del 2%, un objetivo que ha resultado esquivo durante casi cuatro años.
El presidente de la Fed de San Luis, Alberto Musalem, ha expresado su preocupación por el potencial de que la inflación se mantenga por encima del objetivo, sugiriendo que la política monetaria debe permanecer «modestamente restrictiva» para lograr la convergencia hacia el 2%. Esta postura refleja un enfoque cauteloso hacia el manejo de la política monetaria en un contexto de creciente presión inflacionaria y riesgos asociados a cambios en políticas económicas, como las tarifas impuestas por la administración de Trump.
La reciente reunión del comité también destacó la importancia de esperar «progresos adicionales en la inflación» antes de considerar nuevos ajustes en la tasa de fondos federales. Los peligros no se limitan a los aranceles y la inflación; también se mencionaron riesgos notables para la estabilidad financiera, especialmente en relación con el apalancamiento y el nivel de deuda a largo plazo que mantienen los bancos.
Mark Zandi, economista prominente, ha advertido sobre la fragilidad del mercado de bonos estadounidense, que asciende a 46.2 billones de dólares, sugiriendo que podría haber un riesgo significativo de una venta masiva en este mercado en el próximo año. A pesar de que los mercados anticipan posibles recortes en las tasas de interés, muchos economistas, incluido Zandi, consideran que esto es poco probable hasta que haya una mejor comprensión de la trayectoria de la inflación.
La situación económica actual, aunque presenta desafíos, también muestra la capacidad de la economía estadounidense para resistir las tormentas que se avecinan. Sin embargo, la Reserva Federal se encuentra en un dilema, atrapada entre la necesidad de actuar y la incertidumbre que rodea el entorno económico nacional e internacional.