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Un nuevo hallazgo botánico en la costa central de California ha llevado a la identificación de una especie de manzanita previamente desconocida, Arctostaphylos nipumu. Esta planta, emblemática por sus ramas retorcidas y su resistencia a los incendios, se enfrenta a una amenaza inminente debido al desarrollo urbano que podría poner en peligro gran parte de su frágil población.
El estudio que documenta este descubrimiento ha sido publicado en la revista PhytoKeys, donde los investigadores utilizaron análisis genéticos para confirmar que se trata de una especie distinta. El nombre Arctostaphylos nipumu rinde homenaje a la Mesa de Nipomo, lugar de su descubrimiento, y a su herencia indígena. Esta especie se destaca por su corteza grisácea y peluda, a diferencia de la icónica corteza roja que caracteriza a la mayoría de las manzanitas californianas.
Las manzanitas son un símbolo de los paisajes naturales de California, reconocidas por sus ramas en espiral, su suave corteza roja y su notable adaptabilidad a entornos propensos a incendios. Con más de 60 especies nativas, estas plantas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas locales, proporcionando alimento y refugio a la fauna. Además, han sido históricamente fundamentales para las tribus indígenas, que las han utilizado para alimentarse, en medicina y para la fabricación de herramientas y leña.
Una especie en peligro
A. nipumu, como muchas manzanitas, depende del fuego para activar la germinación de sus semillas, pero carece de un bulto protector que permite a algunas especies rebrotar tras los incendios. Esta falta de bulto también plantea serias dudas sobre la posibilidad de reubicar las plantas en otro lugar. Actualmente, se estima que quedan en la naturaleza menos de 700 individuos, y posiblemente tan solo 300, lo que convierte a esta especie en un objetivo altamente vulnerable. Su hábitat fragmentado enfrenta una amenaza considerable debido al Proyecto de Reserva Dana, un desarrollo habitacional aprobado recientemente que, según mapas del estudio, podría afectar hasta la mitad de la población restante de A. nipumu.
Los investigadores han compartido sus hallazgos con funcionarios locales para resaltar las posibles implicaciones ecológicas del proyecto. «Nuestro objetivo es informar las conversaciones en curso sobre conservación», señaló Bill Waycott, genetista vegetal y coautor del estudio, que pertenece a la Sociedad de Plantas Nativas de California.
Organizaciones ambientales, incluida la mencionada Sociedad, han subrayado que el descubrimiento de A. nipumu destaca aún más la importancia ecológica de la Mesa de Nipomo. Este escenario pone de manifiesto los desafíos más amplios en la restauración de hábitats. Replantar especies nativas a menudo depende de un stock de vivero que carece de la diversidad genética de las poblaciones salvajes, lo que las hace más susceptibles a enfermedades y estrés ambiental.
Con la expansión urbana en curso, los científicos advierten que una vez que se pierden hábitats como la Mesa de Nipomo, su restauración es difícil, si no imposible. «Esta manzanita no es solo una planta», afirmó Tito Abbo, coautor del estudio y estudiante de posgrado en el laboratorio de Litt. «Es parte de lo que hace que este ecosistema sea único. Perderla significaría borrar una parte de la historia y herencia natural de California».
Con batallas legales en curso y los planes de construcción avanzando, el futuro de A. nipumu sigue siendo incierto. Sin embargo, su reconocimiento formal ofrece un primer paso crucial hacia su protección. «Necesitamos aprender a convivir con esta especie y muchas otras en entornos urbanos que interfieren con la naturaleza», concluyó Waycott.