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El impacto del cambio climático en la salud pública: evidencias crecientes
El cambio climático se ha convertido en un tema de creciente preocupación a nivel mundial, especialmente ante la posibilidad de que administraciones políticas intenten desestimar sus efectos. Recientes investigaciones y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos subrayan la gravedad de la situación. Un grupo de 11 científicos, expertos en salud y clima, ha manifestado que los efectos nocivos del cambio climático son evidentes y están empeorando. Estos especialistas han instado a las autoridades a respaldar cualquier modificación de las políticas medioambientales con evidencia científica sólida, destacando que no hay forma de negar que los gases de efecto invernadero representan una amenaza para la salud pública.
Desde la evaluación realizada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) en 2009, que determinó que los gases de efecto invernadero ponen en peligro la salud y el bienestar de la población, se han acumulado más pruebas que refuerzan esta afirmación. En ese momento, la EPA identificó múltiples áreas afectadas, como la calidad del aire, la producción de alimentos y la salud de los ecosistemas. Diez años después, un nuevo análisis en la revista científica «Science» ha revelado que la confianza científica en los peligros del cambio climático ha aumentado considerablemente. En muchos de los ámbitos evaluados, la evidencia sobre el daño a la salud pública, la calidad del agua y los cultivos ha demostrado ser más grave de lo que se pensaba inicialmente.
Además, se han identificado nuevas áreas de impacto, como la seguridad nacional y la economía. Investigaciones han mostrado que un aumento adicional de 1 grado Celsius en las temperaturas podría reducir el PIB de Estados Unidos en un 3%, con costos económicos que podrían alcanzar entre 4,7 y 10,4 billones de dólares para finales de siglo. La comunidad científica coincide en que el cambio climático constituye la mayor amenaza para la salud en la actualidad, con consecuencias devastadoras que incluyen el aumento de enfermedades relacionadas con el calor, la intensificación de las crisis alimentarias y la migración forzada. La necesidad de abordar este fenómeno con urgencia es más evidente que nunca, ya que el tiempo para actuar se agota.