
El impacto del calor extremo en el envejecimiento biológico
El calor extremo no solo provoca agotamiento físico, sino que también puede acelerar el envejecimiento biológico. Esto se deriva de investigaciones recientes que han demostrado que la exposición prolongada a altas temperaturas puede tener efectos perjudiciales a nivel celular, aumentando el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad. Aunque se conoce que el calor extremo está vinculado a condiciones como el golpe de calor y enfermedades cardiovasculares, la investigación sobre su impacto en el envejecimiento biológico ha sido limitada hasta ahora. Un estudio reciente sugiere que las personas que viven en entornos con temperaturas elevadas pueden enfrentar un envejecimiento biológico más rápido, lo que plantea serias preocupaciones sobre las implicaciones para la salud pública en el contexto del cambio climático.
En una investigación llevada a cabo por un equipo de científicos, se examinaron muestras de sangre de más de 3,600 adultos mayores en Estados Unidos. Utilizando lo que se conoce como «relojes epigenéticos», se midieron patrones de modificación del ADN que cambian con la edad, específicamente a través de la metilación, que actúa como un interruptor que regula la expresión génica. Los resultados indicaron que los adultos mayores que residían en áreas con un alto número de días de calor extremo mostraron un envejecimiento epigenético significativamente más rápido en comparación con aquellos que vivían en regiones más frescas. Este fenómeno se observó incluso al considerar factores individuales y comunitarios, como el nivel de actividad física y el estatus socioeconómico.
El hallazgo más alarmante es que el efecto del calor extremo en el envejecimiento biológico es comparable al de otros factores de riesgo conocidos, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. Esto sugiere que las olas de calor pueden estar acelerando el proceso de envejecimiento de manera silenciosa, con consecuencias a largo plazo para la salud pública. La población más vulnerable a estos efectos son los adultos mayores, quienes tienen una menor capacidad para regular su temperatura corporal. A medida que la población envejece y el cambio climático intensifica las olas de calor, se vuelve crucial desarrollar soluciones adecuadas que permitan a los ancianos permanecer en sus comunidades de manera segura, protegiéndolos de los efectos nocivos del calor extremo.