Más que un simple soporte para objetos decorativos o bebidas, este elemento central en los salones de todo el mundo ha reflejado con su presencia el estatus, el estilo de vida y la evolución de los gustos decorativos de cada época.
La mesa de centro ha presentado a lo largo de la historia los más variados modelos y diseños, Desde los más lujosos y ornamentados de los palacios renacentistas hasta los diseños minimalistas y multifuncionales de la actualidad. Se trata de un mueble imprescindible que ha experimentado una transformación fascinante.
En origen, las mesas de centro como símbolos de lujo
En la antigüedad, las civilizaciones griega y romana ya utilizaban pequeñas mesas auxiliares junto a los divanes, donde apoyaban sus copas y platos durante los banquetes. No obstante, la mesa de centro como pieza independiente empezó a popularizarse en la Edad Media y el Renacimiento.
Sin embargo, aunque eran habituales durante estas dos épocas, las mesas de centro eran muebles robustos, fabricados en maderas nobles, como roble o nogal, con tallados ornamentales que reflejaban el estatus de sus propietarios. Generalmente, se encontraban en castillos y palacios, es decir, en familias adineradas, donde se usaban tanto para colocar objetos decorativos como para apoyar libros y bebidas.
Posteriormente, con la llegada del Barroco en los siglos XVII y XVIII, la mesa de centro se recargó en adornos, convirtiéndose en un objeto ideal para ser una obra de arte en sí misma. Los diseños se volvieron muy recargados y sofisticados, con patas torneadas, detalles en oro y superficies de mármol, o con incrustaciones de piedras preciosas. En esta época, la mesa centro adquirió su máxima expresión como símbolo de lujo y refinamiento, una pieza que demostraba la opulencia y el buen gusto de la aristocracia.
La llegada de la Revolución Industrial y el funcionalismo
Con la llegada de la Revolución Industrial, en el siglo XIX, las técnicas de producción en serie revolucionaron este objeto, permitiendo que la mesa de centro dejara de ser un artículo exclusivo de la élite y diera el paso hasta su función actual, es decir, a estar presente en los hogares de la burguesía y del proletariado.
Como cabe suponer, los diseños evolucionaron hacia modelos más prácticos y accesibles, reduciendo su coste y, por tanto, ofreciendo mayor funcionalidad y menor artificio decorativo. En líneas generales, se presentaban con líneas menos recargadas y materiales más económicos, como el hierro fundido, el vidrio y la madera contrachapada.
La evolución continuó su curso en cuanto a modelos y diseños, popularizándose las mesas extensibles y plegables, adaptándose a la creciente necesidad de funcionalidad en los hogares.
A finales del siglo XIX y principios del XX, volvió a ser objeto de culto y elemento decorativo, gracias a movimientos artísticos como el Art Nouveau y el Art Déco que influyeron en el diseño de las mesas de centro, introduciendo formas orgánicas, patrones geométricos y materiales innovadores, como el acero cromado y el cristal esmerilado.
El modernismo y el diseño escandinavo
La creatividad llegó con el nuevo siglo XX, trayendo consigo la explosión del diseño moderno, con figuras icónicas como Le Corbusier, Mies van der Rohe y Charles Eames, quienes apostaron por la simplicidad, la funcionalidad y la ergonomía en la fabricación de muebles.
La mesa de centro acompañó como un elemento relevante este auge del modernismo, llevando a la creación de estos objetos con diseños minimalistas, estructuras ligeras y materiales innovadores, como el plexiglás y el aluminio. A mediados de siglo, la irrupción del estilo escandinavo, con su énfasis en la madera natural, las formas sencillas y los colores neutros, consolidó la revolucionaria idea de que menos, es más.
Fue el momento en el que la mesa de centro pasó a ser un elemento armonioso dentro del salón, sin necesidad de recargarse con detalles innecesarios. Su función trascendió al simple hecho de exhibir objetos, presentándose como una pieza de transición que conecta visualmente el mobiliario del espacio.
Minimalismo y versatilidad en el siglo XXI
En las últimas décadas, la tendencia en el diseño de interiores ha girado hacia la simplicidad y la versatilidad. En la actualidad, es mueble multifuncional, con opciones que incluyen almacenamiento oculto, superficies extensibles y diseños modulares con la capacidad para adaptarse a diferentes necesidades.
Como no podía ser de otro modo en un mundo en crisis medioambiental, los materiales ecológicos han cobrado especial relevancia en el diseño de mesas de centro contemporáneas. Para contribuir a una mejor relación con los entornos naturales, se prioriza el uso de madera reciclada, cristal templado y metales sostenibles, promoviendo un diseño más responsable con el medioambiente.
Combinaciones actuales
La funcionalidad y el estilo predominan hoy día, buscando consolidar su papel de objeto que armoniza el salón. Ahora se busca que combine con sofás modulares, sillas de diseño y otros muebles versátiles, como el sofá cama, con el objetivo de optimizar el espacio sin renunciar al estilo. Esta integración de piezas funcionales responde a la necesidad de aprovechar al máximo cada metro cuadrado, especialmente en apartamentos pequeños o lofts urbanos.
Los diseñadores investigan y crean nuevas opciones. Desde mesas con ruedas hasta modelos elevables que pueden transformarse en escritorios improvisados, la evolución de este mueble demuestra que la estética y la funcionalidad pueden ir de la mano.
La mesa de centro en diferentes estilos decorativos
Según el estilo decorativo utilizado, la mesa de centro puede variar en diseño y materiales:
Industrial
Mesas con estructuras metálicas y superficies de madera envejecida o concreto.
Rústico
Predominan las mesas de madera maciza con acabados naturales y patas gruesas.
Minimalista
Diseños de líneas limpias, colores neutros y materiales como el vidrio o el acero.
Bohemio
Mesas bajas con detalles artesanales, fibras naturales y colores cálidos.
