Avances en la recuperación del lobo gris mexicano en EE.UU.
Albuquerque, Nuevo México — Cada invierno, los gestores de vida silvestre federales y estatales llevan a cabo un ritual que es crucial para la conservación del lobo gris mexicano. Utilizando cámaras remotas, recolección de excrementos, dispositivos de telemetría y helicópteros, se realiza un conteo de estos depredadores que habitan en las montañas de Nuevo México y Arizona. Durante la encuesta anual, los lobos capturados son pesados, vacunados y se les extrae sangre, mientras que se revisan sus collares de radio. Este esfuerzo forma parte de un programa de recuperación que lleva varias décadas y busca restablecer a esta especie en peligro de extinción en su hábitat histórico en el suroeste de EE.UU. y en México.
Los resultados del conteo de este año indican que la recuperación de los lobos mexicanos avanza lentamente, pero de manera constante. Este tipo de lobo, el más pequeño de las subespecies de lobo gris en América del Norte, fue declarado en peligro de extinción en 1976, lo que llevó al establecimiento de un programa binacional de cría en cautiverio. A lo largo de los años, este programa ha sido objeto de numerosas disputas legales, con ecologistas que abogan por la liberación de más lobos criados en cautiverio y ganaderos que luchan por proteger sus medios de vida.
Los datos más recientes revelan un panorama alentador para el lobo gris mexicano. Actualmente, se estima que hay al menos 286 lobos en libertad en Nuevo México y Arizona, lo que representa un incremento del 11% respecto al año anterior y marca el noveno año consecutivo de crecimiento poblacional. Al final de 2024, se documentaron al menos 60 manadas, con más de la mitad de ellas establecidas en el suroeste de Nuevo México. En cuanto a la cría, se han registrado 26 parejas reproductoras en estado salvaje y una tasa de supervivencia del 48% entre los 160 cachorros nacidos en 2024. A pesar de los desafíos, incluida la continua preocupación por la depredación de ganado, el compromiso por la recuperación y conservación de esta especie sigue siendo firme, con un estimado de 203 millones de dólares necesarios para su recuperación en un plazo de 25 años.
