Al menos 130 hombres enfermos y heridos han sido secuestrados de dos hospitales en la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), por rebeldes del grupo M23, según informó el lunes la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Este ataque se produce en el contexto de un aumento de la violencia en la región, donde el M23 ha intensificado sus ofensivas contra el gobierno congoleño desde principios de año.
Los rebeldes tomaron el control de Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, a finales de enero. Según la portavoz de la ACNUDH, Ravina Shamdasani, los insurgentes asaltaron el Hospital CBCA Ndosho y se llevaron a 116 pacientes, además de 15 más del Hospital Heal Africa, acusándolos de ser miembros del ejército nacional de la RDC o de la milicia pro-gubernamental Wazalendo.
Shamdasani calificó estos actos de “profundamente angustiosos” y los denunció como “arbitrarios y abusivos”, instando al M23 a liberar de inmediato a los secuestrados y “devolverlos al hospital para que puedan continuar su tratamiento médico”.
Contexto de la violencia en la RDC
Este informe de la ONU llega pocos días después de que el M23 amenazara con “cazar” a los soldados del ejército congoleño, acusándolos de llevar a cabo un “ataque terrorista” en un mitin rebelde en Bukavu que resultó en al menos 11 muertos y 65 heridos. Hasta la fecha, el M23 no ha respondido a las acusaciones de secuestro.
Desde enero, alrededor de 7,000 personas han perdido la vida en enfrentamientos en el este del país, donde el M23 y otros grupos armados luchan por el control de recursos valiosos como el oro y los diamantes. A pesar de las sanciones internacionales y de las negociaciones de paz lideradas por África, los rebeldes han continuado avanzando. El mes pasado, el M23 capturó la capital de Kivu del Sur, Bukavu, tras haber tomado previamente Goma.
El gobierno de Kinshasa ha acusado a Ruanda de apoyar al M23, una afirmación respaldada por un grupo de expertos de la ONU y países occidentales como Estados Unidos, Bélgica y el Reino Unido. Kigali ha negado estas acusaciones, insistiendo en que sus tropas están desplegadas en la frontera con la RDC únicamente por razones de seguridad.
