El Gobierno de los Estados Unidos ha decidido dejar de proporcionar datos sobre la calidad del aire a través de sus embajadas, un servicio que había sido vital para el seguimiento de la contaminación en ciudades como Pekín y Nueva Delhi. Esta decisión se enmarca dentro de una serie de recortes presupuestarios impulsados por la administración del presidente Donald Trump, que ha priorizado la reducción del gasto en el ámbito internacional y medioambiental.
Según el Departamento de Estado, la finalización del programa de monitoreo de la calidad del aire se justifica por «restricciones presupuestarias». Un portavoz del departamento indicó que «el clima presupuestario actual requiere que tomemos decisiones difíciles y, lamentablemente, no podemos seguir publicando estos datos». Aunque los datos históricos seguirán disponibles en el sitio web de la Agencia de Protección Ambiental, la transmisión de datos en tiempo real se ha interrumpido y no se reanudará a menos que se restablezca la financiación.
Desde 2008, Estados Unidos había estado monitoreando la calidad del aire a través de sus embajadas, no solo como un servicio para los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, sino también como una forma de proporcionar datos científicos precisos que, de otro modo, podrían ser censurados por los gobiernos locales. En 2014, las autoridades chinas prohibieron una popular aplicación que compartía datos de la embajada de EE. UU. justo antes de una cumbre internacional en la que participó el entonces presidente Barack Obama, lo que subraya la importancia de la transparencia en cuestiones medioambientales.
Impacto de la Transparencia en la Contaminación
Investigadores han señalado que la disponibilidad de datos sobre la calidad del aire ha tenido un efecto significativo, ya que ha llevado a las autoridades chinas a tomar medidas tras verse avergonzadas por las cifras de contaminación difundidas en las redes sociales, que superaban con creces las cifras oficiales. Gary Locke, embajador de Obama en China, se enfrentó a críticas en los medios estatales después de introducir monitores de calidad del aire en la embajada y los consulados, que medían la contaminación por partículas PM 2.5 en la capital china.
La información sobre la calidad del aire proporcionada por la embajada de EE. UU. también se ha utilizado frecuentemente como referencia en Nueva Delhi, una ciudad que enfrenta graves problemas de contaminación. La decisión de Trump de reducir el gasto en cooperación internacional y medioambiente, así como de recortar el personal ambiental, representa un cambio drástico en la política exterior estadounidense, que podría tener consecuencias negativas para la salud pública en diversas partes del mundo.
La contaminación del aire, que se ve exacerbada por el cambio climático, contribuye a cerca de siete millones de muertes prematuras a nivel global cada año, según la Organización Mundial de la Salud. La falta de datos en tiempo real sobre la calidad del aire podría dificultar la respuesta a esta crisis sanitaria, especialmente en países donde la información oficial tiende a ser opaca.
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