
El 5 de marzo se celebra el Día Internacional de la Absenta, un momento propicio para explorar la historia y la creciente popularidad de esta enigmática bebida de color esmeralda. La absenta, un licor destilado a partir de una mezcla de ajenjo, anís verde y hinojo, es conocida por su intenso sabor anisado y su alto contenido alcohólico, que puede alcanzar hasta el 90% en algunas botellas. Este elixir, que ha sido objeto de fascinación y controversia a lo largo de los años, ha vuelto a cobrar fuerza en los bares de Europa tras haber sido prácticamente desterrado durante casi un siglo.
Recientes estudios de mercado indican que la industria de la absenta está en auge, con proyecciones que estiman que el mercado global alcanzará los 44,3 mil millones de dólares (41,2 mil millones de euros) para 2026. Parte de este resurgimiento se atribuye a la poderosa narrativa que rodea a la bebida, una historia tan cautivadora como el propio licor. Desde sus orígenes medicinales hasta su asociación con artistas y poetas del movimiento modernista, la absenta ha dejado una huella indeleble en la cultura europea.
Historia de la «hada verde»
Los orígenes de la absenta son enigmáticos. Se sabe que el ajenjo se utilizaba con fines medicinales en el antiguo Egipto hace más de 3.000 años, y los griegos también consumían un vino saborizado con ajenjo llamado “absinthites oinos”. Sin embargo, la receta actual de la absenta se estableció en Suiza a finales del siglo XVIII, cuando el médico francés Pierre Ordinaire desarrolló la fórmula que más tarde sería producida en masa por Pernod Fils en 1797.
La absenta llegó a los estantes franceses en 1840 y rápidamente se convirtió en un fenómeno cultural. Para mediados del siglo XIX, las destilerías francesas producían anualmente alrededor de 10 millones de litros de este licor. Artistas como Édouard Manet, quien presentó su famoso cuadro «El bebedor de absenta» en 1859, y Edgar Degas, con su obra «L’Absinthe» de 1876, contribuyeron a la mitología que rodeaba a la bebida. Escritores como Émile Zola, Arthur Rimbaud y Oscar Wilde también hicieron referencia a ella en sus obras, aumentando su atractivo.
La popularidad de la absenta en la belle époque se debió, en parte, a la creencia en sus supuestas propiedades alucinógenas, vinculadas a la figura de la «hada verde». A pesar de que hoy sabemos que la absenta no posee tales efectos, el mito de que quienes la consumían podían ser visitados por esta entidad etérea fue ampliamente difundido en el siglo XIX. El caso más infame que llevó a la prohibición de la absenta fue el asesinato de una familia por parte de un agricultor suizo en 1905, quien, aunque era un alcohólico y había consumido otras bebidas, fue culpado casi exclusivamente por las dos copas de absenta que había ingerido.
Como resultado de este escándalo, se inició una campaña nacional para prohibir la absenta. En 1908, Suiza votó a favor de su prohibición, y otros países como Bélgica, Brasil, los Países Bajos, Estados Unidos y Francia siguieron su ejemplo. Aunque la absenta continuó siendo legal en otras naciones, su popularidad se desplomó durante el siglo XX. Sin embargo, a medida que se iniciaron importaciones en el Reino Unido, donde nunca había sido formalmente prohibida, la bebida comenzó a resurgir. Con la evolución de las regulaciones alimentarias y de bebidas de la UE en 1988, la absenta recuperó su estatus legal, y los países que la habían prohibido empezaron a revertir sus decisiones.
En la actualidad, aunque muchos consumidores del siglo XXI suelen encontrarse con la absenta como un trago que se consume de un solo sorbo, es importante señalar que no está destinada a beberse de esa forma. La manera clásica de servirla implica el uso de una cuchara de absenta con una ranura, que se coloca sobre el vaso con un cubo de azúcar encima. Luego, se deja caer lentamente agua helada sobre el azúcar hasta que se mezcla con la absenta, diluyendo el alcohol en una proporción de aproximadamente 4:1. Entre las variaciones más populares se encuentra el Sazerac, un cóctel que se originó en Nueva Orleans y que se elabora con un vaso enjuagado con absenta, ofreciendo un giro a la tradicional preparación del Old Fashioned.