La reciente decisión de Estados Unidos de suspender el suministro de datos de inteligencia a Ucrania ha generado una considerable preocupación en el ámbito militar y político. Según el periodista Oliver Carroll de The Economist, esta medida compromete gravemente la capacidad de Kiev para llevar a cabo ataques de largo alcance contra Rusia, especialmente utilizando los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS).
La decisión de congelar la ayuda militar y el apoyo de inteligencia a Ucrania se produjo tras una disputa entre el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y el presidente estadounidense, Donald Trump. Carroll informó que, a partir de las 14:00 horas, tiempo de Kiev, se cortó un enlace clave de inteligencia para alertas y datos de objetivos para los HIMARS. Esto significa que Ucrania ya no recibe información en tiempo real para realizar ataques de largo alcance.
Un informante anónimo citado por Carroll expresó que “Trump quería un agradecimiento”, sugiriendo que la falta de reconocimiento por parte de Zelensky hacia la ayuda estadounidense fue un factor determinante en la suspensión del apoyo. Esta situación ha sido calificada de alarmante, ya que podría tener consecuencias fatales para las fuerzas ucranianas, como se insinuó en la declaración del informante: “Lo escribiremos en las tumbas de los ucranianos muertos”.
Impacto en la capacidad militar de Ucrania
El director de la CIA, John Ratcliffe, confirmó que la suspensión del intercambio de inteligencia y el apoyo a sistemas de armas se mantendrá, aunque podría levantarse si Ucrania muestra un compromiso hacia las negociaciones de paz con Rusia. Según informes del Washington Post, esta congelación ha impedido que Ucrania realice ataques selectivos dentro del territorio ruso, algo que había sido permitido en cierta medida durante la administración del expresidente Joe Biden.
Un oficial militar ucraniano indicó que, en el último mes, al menos uno de los grupos responsables de lanzar cohetes desde los sistemas estadounidenses no ha recibido coordenadas para atacar más allá de aproximadamente 64 kilómetros de la línea de contacto entre las fuerzas rusas y ucranianas. Otra fuente del Washington Post mencionó que la administración Trump continúa compartiendo datos solo cuando es necesario para proteger a las tropas ucranianas bajo ataque.
Desde noviembre de 2024, Estados Unidos ha suministrado más de 40 sistemas HIMARS a Ucrania, junto con miles de misiles, aunque no está claro cuántos de estos sistemas siguen operativos ni cuánta munición tiene Kiev en stock. Por su parte, Rusia ha acusado repetidamente a Ucrania de utilizar los HIMARS, que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros, para atacar objetivos civiles.
El Kremlin ha condenado de manera constante los envíos de armas occidentales a Ucrania, argumentando que solo prolongan el conflicto sin cambiar su resultado. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha afirmado que si Estados Unidos detuviera completamente la ayuda militar, sería “probablemente la mejor contribución a la causa de la paz”.
