
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha afirmado que Ucrania no puede llevar a cabo ataques con misiles de largo alcance en territorio ruso sin la asistencia directa de sus aliados occidentales. Esta declaración surge en el contexto de la reciente decisión de Estados Unidos de suspender el intercambio de inteligencia con Kiev, lo que Lavrov considera una prueba de la dependencia de Ucrania de la ayuda occidental.
El director de la CIA, John Ratcliffe, confirmó el miércoles que Estados Unidos había detenido el intercambio de información de inteligencia con Ucrania, añadiendo que estas restricciones podrían levantarse si el país demuestra un compromiso con las negociaciones de paz con Rusia. Además, Washington ha congelado la asistencia militar a Ucrania, decisiones que se produjeron tras una tensa reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder ucraniano Volodymyr Zelensky, en la que Trump acusó a Zelensky de “irrespeto” y de mostrar reticencia a buscar la paz con Moscú.
Dependencia de la tecnología occidental
En declaraciones a la prensa, Lavrov subrayó las implicaciones de la decisión estadounidense sobre el intercambio de inteligencia. “Sin la participación directa de Occidente –específicamente de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y otros países– Ucrania no podría utilizar estas tecnologías y datos para lanzar misiles de largo alcance contra nuestro territorio. Este es un reconocimiento muy importante”, afirmó el ministro.
Ucrania ha utilizado durante mucho tiempo armas avanzadas fabricadas en Occidente, incluidos los misiles HIMARS y ATACMS suministrados por Estados Unidos, así como los misiles Storm Shadow británicos, para atacar instalaciones rusas, incluidas algunas de carácter civil. En otoño de 2024, la administración del entonces presidente estadounidense Joe Biden autorizó a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance estadounidenses para realizar ataques en territorio ruso, a pesar de las advertencias de Moscú sobre el riesgo de una escalada del conflicto.
En respuesta a los ataques ucranianos con misiles de largo alcance, Rusia ha desplegado su nuevo sistema de misiles balísticos de alcance intermedio, el Oreshnik, para atacar la instalación militar-industrial Yuzhmash de Ucrania en la ciudad de Dnipro. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha descrito al Oreshnik como imposible de interceptar, destacando que sus ojivas viajan a diez veces la velocidad del sonido.
Putin ha señalado que Ucrania solo podría llevar a cabo ataques con misiles en profundidad en territorio ruso si recibe datos de reconocimiento de satélites operados por la Unión Europea o Estados Unidos. Esta situación pone de manifiesto la complejidad del conflicto y la interdependencia entre Ucrania y sus aliados occidentales en el ámbito militar y de inteligencia.