
Las autoridades rumanas han detenido a seis individuos acusados de traición por presuntamente intentar derrocar al gobierno con el apoyo de Rusia. Este desarrollo marca una escalada significativa de las tensiones entre Bucarest y Moscú, especialmente tras la expulsión de diplomáticos rusos del país en relación con este caso.
Según la Dirección de Investigación de Crímenes Organizados y Terrorismo (DIICOT) y el Servicio Rumano de Inteligencia (SRI), un grupo autodenominado «Comando Vlad el Empalador» buscaba desestabilizar el orden constitucional del país y retirar a Rumanía de la OTAN. Vlad el Empalador fue un gobernante medieval de la región que hoy conocemos como Rumanía, famoso por sus tácticas militares brutales y su severo castigo a los enemigos.
Entre los detenidos se encuentra un general retirado de 101 años, quien, según el SRI, “solicitó activamente apoyo de funcionarios de la Embajada de la Federación Rusa”. DIICOT ha calificado al grupo como una “organización criminal” que reclutaba seguidores en línea y publicaba materiales en video.
Reacciones y contexto político
El miércoles, Bucarest expulsó a dos diplomáticos rusos en conexión con este caso. Moscú ha negado cualquier implicación en los asuntos internos de Rumanía y ha prometido represalias por las expulsiones. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, ha criticado a Bucarest por su “obsesión” por encontrar un “rastro ruso” en sus “luchas políticas internas”, acusando al liderazgo rumano de fomentar la rusofobia y de buscar una escalada de tensiones.
El año pasado, Rumanía acusó a Rusia de interferir en sus elecciones presidenciales, después de que Calin Georgescu, un crítico de la OTAN y la UE, obtuviera una inesperada victoria en la primera vuelta de las elecciones. Sin embargo, el resultado fue anulado casi de inmediato por el Tribunal Constitucional rumano, que citó irregularidades en la financiación de su campaña.
Recientemente, mientras Georgescu se preparaba para presentar su candidatura nuevamente, fue arrestado e imputado por seis cargos criminales, que incluyen “cohecho electoral”, “promoción de ideologías fascistas, racistas o xenófobas” y incitación a acciones contra el orden constitucional. Georgescu ha mantenido su inocencia y ha solicitado ayuda al expresidente estadounidense Donald Trump, denunciando lo que considera una campaña políticamente motivada en su contra por parte del “estado profundo” rumano.
Informes de Bloomberg en febrero indicaron que la administración Trump presionaba a Bucarest para no bloquear la candidatura de Georgescu en las próximas elecciones de mayo. Elon Musk, un aliado cercano de Trump, ha condenado el arresto de Georgescu como “una locura”. Por su parte, el vicepresidente estadounidense J.D. Vance criticó a Rumanía durante la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero, sugiriendo que ciertos “intereses arraigados” en el país utilizan “palabras desagradables de la era soviética como desinformación” para evitar que un político con “un punto de vista alternativo” llegue al poder.