
El cáncer de páncreas se ha consolidado como uno de los tumores más difíciles de tratar, en gran parte debido a que suele diagnosticarse en etapas avanzadas, cuando ya ha comenzado a diseminarse. Aproximadamente la mitad de los pacientes con esta enfermedad experimentan metástasis en el hígado, lo que agrava aún más el pronóstico para esta patología que ya es mortal por sí misma.
No obstante, un grupo de investigadores del California NanoSystems Institute (CNSI) de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha desarrollado una nueva tecnología que promete cambiar el rumbo de los tumores que migran del páncreas al hígado. Este avance se centra en la creación de una nanopartícula, de dimensiones nanométricas, que tiene la capacidad de reprogramar la defensa inmune del hígado para atacar el cáncer de páncreas.
La naturaleza del hígado, que actúa como un filtro de sustancias del intestino y tiene que evitar una sobreexposición del sistema inmunológico a compuestos inofensivos de los alimentos, le otorga una predisposición a la enfermedad. Esta supresión inmunológica, aunque necesaria, también debilita la capacidad del organismo para combatir tumores, permitiendo que crezcan sin control.
Un enfoque innovador en la lucha contra el cáncer
La tecnología desarrollada por el equipo de CNSI consiste en una nanopartícula que entrega dos componentes clave: una vacuna de ARNm dirigida a un marcador inmunológico, o antígeno, que se encuentra comúnmente en el cáncer de páncreas, y una pequeña molécula que potencia la respuesta inmune. Según un estudio publicado en la revista ACS Nano, las pruebas realizadas en modelos de laboratorio mostraron que esta nanopartícula no solo inhibió, sino que también previno el crecimiento del cáncer de páncreas en el hígado. Además, generó células de memoria inmunológica asociadas a una protección a largo plazo.
André Nel, profesor distinguido de medicina en UCLA y director de investigación en CNSI, comentó: «El entorno inmunológico supresor del hígado actúa como un nicho para que las células cancerosas metastáticas crezcan, pero esto podría revertirse mediante las nanopartículas, rompiendo esta tolerancia y haciendo que el cuerpo ataque al cáncer». Esta tecnología podría, por tanto, cambiar el curso del cáncer de páncreas metastásico y prevenir su propagación en pacientes recién diagnosticados sin metástasis.
Con miras al futuro, Nel imagina esta nanopartícula como una plataforma para tratamientos personalizados contra el cáncer, lo que complementaría otras iniciativas que utilizan tecnología de ARNm para aumentar la inmunidad anticancerígena. Los oncólogos podrían evaluar rápidamente el cáncer de páncreas de un paciente en busca de mutaciones específicas en el antígeno tumoral KRAS, que se ha señalado en este estudio como un regulador del crecimiento celular y un factor que impulsa el cáncer.
Los investigadores también han demostrado que la nanopartícula está compuesta de lípidos, de manera similar a la cubierta cerosa que rodea a las células, lo que favorece su absorción por células inmunitarias presentadoras de antígenos en el hígado. Este grupo de células inmunitarias es responsable de la función habitual del hígado de suprimir las respuestas inflamatorias y fomentar la tolerancia inmunológica.
Las pruebas realizadas en ratones con cáncer de páncreas que se había diseminado al hígado mostraron que aquellos tratados con la nanopartícula tenían tumores más pequeños y menos dispersos, así como una mayor longevidad en comparación con los grupos de control. Además, se observó que la administración de la nanopartícula antes de que se desarrollara el cáncer prolongó la supervivencia de los ratones tratados.
La terapia demostró efectos de memoria inmunológica: cuando se transfundió sangre de ratones tratados a otros no tratados antes de que se desarrollara el cáncer, estos sobrevivieron significativamente más que aquellos sin transfusión. Este hallazgo sugiere que la terapia podría ofrecer una protección duradera contra la recurrencia del cáncer de páncreas, sugiriendo su potencial uso como vacuna.
A pesar de que la toxicidad es una preocupación importante en los tratamientos contra el cáncer, el estudio no observó efectos tóxicos, lo que los investigadores atribuyen a que el dinucleótido activador de STING funciona de manera local en el hígado. Se está llevando a cabo más investigación para aplicar esta tecnología a otros tipos de cáncer que frecuentemente se diseminan al hígado.
El equipo también está explorando una estrategia para dirigir nanopartículas similares al bazo, un órgano inmunológico clave que ayuda en la defensa inmunitaria en el sitio original del cáncer de páncreas. Esta combinación podría abrir la puerta a nuevos tratamientos que no solo combatan la enfermedad, sino que también proporcionen una inmunidad a largo plazo contra su regreso.