El carnaval de Torres Vedras, el más popular de Portugal, ha celebrado este año el 50 aniversario de la Revolución de los Claveles. Esta festividad, que data del siglo XVI, ha evolucionado a lo largo de los años y se ha consolidado como una de las tradiciones más emblemáticas del país. Desde 1923, el carnaval ha sido oficialmente celebrado, alcanzando su máxima popularidad en la actualidad. Con una población de aproximadamente 28,000 habitantes, la ciudad se encuentra a menos de una hora de Lisboa y destaca por su singularidad frente a otros carnavales más influenciados por estilos brasileños.
La esencia del carnaval de Torres Vedras radica en su autenticidad. A diferencia de otras celebraciones en Portugal que adoptaron influencias externas, este carnaval ha mantenido fieles sus raíces portuguesas. Desde 1924, cuando se eligió por primera vez a un Rey del Carnaval, también se instauró la figura de una Reina, que en este caso es un hombre. Los matrafonas, hombres vestidos de forma cómica y exagerada como mujeres, se han convertido en el símbolo central de esta festividad.
Este año, los organizadores, tras realizar una votación en redes sociales, decidieron rendir homenaje a la Revolución del 25 de abril de 1974, un evento crucial en la historia contemporánea de Portugal que marcó el inicio de la democracia en el país. Durante el carnaval, los desfiles y las máscaras hicieron referencia a esta efeméride, incorporando elementos que simbolizaban la libertad y la lucha contra la censura del régimen anterior conocido como Estado Novo. La alcaldesa de Torres Vedras, Laura Rodrigues, subrayó la importancia de recordar esta fecha a través de creativas y diversas máscaras que reflejaban el contexto histórico.
Gilberto Fonseca, uno de los participantes disfrazado de «Miss Matrafona», expresó su opinión sobre el tema de este año, señalando que aunque es una forma de recordar los acontecimientos de 1974, también es un tema delicado, dado el contexto político actual en el que se han elegido 50 diputados de extrema derecha en las últimas elecciones legislativas. La sátira, un componente esencial del carnaval, se manifiesta en los numerosos carros alegóricos que critican y ridiculizan a figuras políticas tanto nacionales como internacionales.
La organización del carnaval implica un extenso trabajo que comienza en septiembre, donde se seleccionan los carros y se coordina con los grupos de participantes. Marta Coelho, miembro del equipo organizador, destacó la complejidad del proceso y el esfuerzo colectivo involucrado en la creación de disfraces y en la logística del evento. Este año, se estima que alrededor de medio millón de personas asistieron al carnaval, reafirmando su estatus como una celebración de importancia cultural y social en Portugal.
