La enfermedad del viñedo conocida como Flavescence dorée está generando preocupación entre los viticultores, especialmente en regiones como Ticino, Suiza. Esta dolencia, provocada por un fitoplasma, se transmite a las vides a través de un insecto denominado chicharrita de la vid americana (Scaphoideus titanus). La gravedad del problema radica en que no existen tratamientos eficaces para las plantas infectadas, lo que lleva a su muerte inevitable.
El bosque como fuente de infección
Durante años, la gestión de esta enfermedad se consideró una cuestión puramente agrícola, hasta que se descubrió que los bosques cercanos también desempeñan un papel significativo en su propagación. Los viñedos abandonados, a menudo por falta de sucesión familiar, pueden convertirse con el tiempo en bosques, donde las vides supervivientes se convierten en reservorios de la enfermedad.
Un estudio conjunto del Instituto Federal de Investigación de Bosques, Nieve y Paisaje (WSL) y Agroscope ha evidenciado que las vides silvestres pueden albergar las mismas infecciones que las vides cultivadas. Este hallazgo revela que los patógenos en las vides silvestres y en las cultivadas son genéticamente idénticos, lo que refuerza la preocupación de que los bosques actúan como reservorios de infección. Los chicharritas de la vid transportan el patógeno entre viñedos y bosques, complicando aún más el control de la enfermedad.
A pesar de los esfuerzos previos para controlar la Flavescence dorée mediante el uso de insecticidas y la eliminación de vides infectadas, estas medidas han resultado insuficientes en viñedos situados cerca de bosques. Además, otros insectos, como la chicharrita oriental (Orientus ishidae), también pueden ser portadores del fitoplasma, lo que complica aún más las vías de distribución de la enfermedad.
Ante esta situación, Marco Conedera, gerente del proyecto WSL, subraya la urgencia de actuar. Las vides silvestres podrían contribuir a la difusión de la enfermedad en regiones que hasta ahora se encontraban libres de ella. Se hace un llamado a implementar medidas de prevención y detección temprana en las regiones vitivinícolas de Suiza, apuntando a que estas no necesariamente requieran el uso de insecticidas. Una gestión adecuada del paisaje, como la eliminación completa de las vides silvestres, podría ser altamente efectiva para prevenir la propagación de la enfermedad.
En la siguiente fase del proyecto, los investigadores se centrarán en identificar otros insectos que podrían jugar un papel en la transmisión del patógeno y en evaluar la disposición de los viticultores suizos para adoptar medidas de control preventivas.
