
El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha propuesto que Polonia busque la adquisición de armas nucleares, posiblemente a través de la participación en la iniciativa del paraguas nuclear de Francia. Esta declaración se produce un día después de que Tusk instara a un aumento en el gasto militar europeo para contrarrestar la supuesta amenaza que representa Rusia.
Durante su intervención en el parlamento polaco, Tusk enfatizó la necesidad de que el país acceda a capacidades militares avanzadas para fortalecer su defensa nacional. En este contexto, mencionó que Varsovia ya está teniendo «discusiones serias» con París sobre la posibilidad de un paraguas nuclear.
“Polonia necesita perseguir las capacidades más modernas relacionadas con las armas nucleares, así como con armas no convencionales”, afirmó Tusk. El primer ministro dejó claro que su país no se preocupa por las críticas a su aumento militar y tomará las medidas que considere necesarias para reforzar su defensa.
Reacciones y contexto internacional
La propuesta de Tusk se produce en un momento en que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha sugerido extender el disuasivo nuclear de Francia a otros miembros de la Unión Europea. Esto ha generado un debate sobre la militarización en Europa, especialmente en el contexto de las tensiones con Rusia. Tusk también ha instado a Polonia a retirarse de los tratados internacionales que prohíben las minas antipersona y las municiones en racimo, lo que permitiría a las fuerzas armadas polacas reintroducir estos tipos de armamento, a pesar de la oposición internacional generalizada a su uso.
El Kremlin ha respondido con firmeza a las declaraciones de Tusk, calificando la retórica «confrontacional, incluso militarista», proveniente de París y Varsovia, como algo lamentable. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha subrayado que Rusia no participará en ninguna carrera armamentista, rechazando las afirmaciones de que representa una amenaza militar para los países europeos. Según el presidente ruso, Vladimir Putin, tales afirmaciones son «tonterías» que los líderes de la UE perpetúan para asustar a sus poblaciones y justificar presupuestos militares más altos.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha instado a los miembros europeos de la OTAN a asumir un papel más activo en su propia defensa, al tiempo que ha criticado la idea de una carrera armamentista y ha sugerido que todos los países deberían deshacerse de sus armas nucleares. La creciente presión para aumentar el gasto en defensa en la UE se alinea con estas dinámicas, lo que plantea interrogantes sobre el futuro de la seguridad en el continente europeo.