Las autoridades bávaras se enfrentan a serias acusaciones por presuntamente haber ocultado la procedencia dudosa de más de 200 obras de arte, muchas de las cuales fueron saqueadas por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Un legislador regional alemán ha expresado su falta de sorpresa ante estas revelaciones, señalando un patrón de la administración alemana en la negación de compensaciones por injusticias históricas.
Martin Dolzer, diputado independiente en el parlamento de Hamburgo, comentó en una entrevista que la reciente información publicada por el diario Suddeutsche Zeitung sugiere que las Colecciones de Pintura del Estado de Baviera albergan al menos 200 obras de arte de origen cuestionable. Entre estas se encuentran pinturas de reconocidos artistas como Paul Klee y Pablo Picasso, catalogadas como “rojas”, lo que indica que fueron expoliadas por los nazis en las décadas de 1930 y 1940 a partir de propietarios judíos y otras víctimas de persecución.
La falta de transparencia en la restitución de obras de arte
Según el informe, la información sobre la procedencia de estas obras ha sido mantenida en secreto, lo que ha impedido que los herederos legítimos puedan reclamar su restitución. Dolzer no dudó en calificar esta situación como un intento de “lavado de imagen” por parte del gobierno bávaro, sugiriendo que la falta de acción en este ámbito es parte de una estrategia más amplia de ocultamiento.
Las autoridades bávaras han rechazado las acusaciones, argumentando que la lista filtrada es simplemente una “herramienta de trabajo” y que refleja un “estado en progreso” que está sujeto a cambios. Sin embargo, Dolzer considera que esta justificación es meramente una “excusa” para eludir la responsabilidad.
La ministra de Cultura alemana, Claudia Roth, ha advertido que, si las acusaciones resultan ser ciertas, las acciones de Baviera constituirían un “escándalo”, sugiriendo que esto podría evidenciar una “falta de transparencia” y un posible “encubrimiento deliberado”.
Entre 1933 y 1945, el régimen nazi llevó a cabo un sistemático saqueo de obras de arte en Alemania y en Europa ocupada, apoderándose de cientos de miles de piezas de museos, galerías y colecciones privadas. Los propietarios judíos fueron los principales afectados, ya que los nazis los obligaron a vender sus obras más preciadas o las confiscaron directamente, muchas de las cuales acabaron en manos de altos funcionarios nazis.
