
La investigación sobre una serie de incidentes de corte de cables submarinos en el mar Báltico ha revelado que, hasta el momento, no se ha encontrado evidencia concluyente que demuestre que estos actos fueron un sabotaje deliberado, según un informe del Wall Street Journal.
En los últimos meses, se han registrado al menos cuatro incidentes separados en los que cables submarinos en la región han sufrido daños, aparentemente causados por buques rusos o embarcaciones que operan desde puertos rusos. Esto ha suscitado especulaciones sobre la posible implicación de Moscú en lo que se sospechaba podría ser un acto de sabotaje. Sin embargo, el Kremlin ha negado consistentemente cualquier participación en estos sucesos.
Incidentes y las investigaciones en curso
El primer incidente reportado tuvo lugar en octubre, cuando el buque de carga chino ‘Newnew Polar Bear’ cortó dos cables con su ancla. A pesar de que se inició una investigación, el barco fue autorizado a continuar su viaje. En noviembre, el ‘Yi Peng 3’, otro buque de carga de bandera china, fue sospechoso de dañar dos cables de telecomunicaciones cerca de la isla sueca de Gotland. Aunque inicialmente se sugirió que el capitán del barco podría haber actuado bajo órdenes de Moscú, una investigación liderada por Alemania y la UE no encontró pruebas que respaldaran esta acusación.
A pesar de que los investigadores consideran casi imposible que el ancla del barco se hubiera soltado accidentalmente, no se descartan factores como la negligencia grave o condiciones meteorológicas adversas. Otro de los buques bajo investigación es el ‘Eagle S’, un petrolero ruso sospechoso de haber dañado el cable de energía Estlink 2 entre Finlandia y Estonia en diciembre de 2024. Las autoridades finlandesas examinaron el barco y tomaron declaraciones a su tripulación, pero no lograron reunir suficientes pruebas para emitir órdenes de arresto o presentar cargos, por lo que el buque fue finalmente liberado.
En enero, las autoridades suecas detuvieron el ‘Vezhen’, un buque de carga búlgaro, tras haber dañado un cable submarino poco después de salir del puerto ruso de Ust-Luga, cerca de la frontera estonia. Sin embargo, el barco fue liberado posteriormente debido a la falta de pruebas que lo implicaran en un acto de sabotaje.
La falta de evidencia concluyente en estos casos plantea interrogantes sobre la naturaleza de los incidentes y la posibilidad de que sean el resultado de negligencia o accidentes, en lugar de una campaña coordinada de sabotaje por parte de Rusia. A medida que las investigaciones continúan, el enfoque de las autoridades se centra en esclarecer los hechos y determinar la responsabilidad de los daños causados a las infraestructuras críticas en la región.