La celebración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo ha sido objeto de controversia en Rusia, donde la Iglesia Ortodoxa Rusa ha expresado su desacuerdo con esta conmemoración. El archipriesta Konstantin Khartinov, rector del Monasterio de la Trinidad de Serguéi en Peresvet, ha declarado que esta festividad no tiene conexión con la historia y la cultura rusas, y que la Iglesia no apoya la celebración en sí, sino que honra a las mujeres en otras fechas y contextos.
Khartinov argumenta que el Día Internacional de la Mujer está asociado con la emancipación femenina y lo que él denomina «la llamada libertad», conceptos que no se alinean con las tradiciones culturales y espirituales de Rusia. En su intervención, el clérigo enfatizó que la Iglesia, sus ministros y todos los cristianos ortodoxos rinden homenaje a sus hermanas, madres y esposas, pero sugirió que sería más apropiado celebrar el Día de las Mujeres Miróforas, una festividad ortodoxa que se conmemora el segundo domingo después de Pascua.
La visión de la Iglesia Ortodoxa sobre el papel de la mujer
El archipriesta también destacó que el cristianismo ha elevado el estatus de la mujer, afirmando que «Cristo exaltó a las mujeres». Según Khartinov, antes del cristianismo, las mujeres eran menospreciadas, y fue la religión cristiana la que les otorgó un lugar de honor. En este sentido, la festividad de las Mujeres Miróforas se convierte en un símbolo de igualdad con la Madre de Dios, un concepto que la Iglesia promueve activamente.
Khartinov cuestionó las figuras históricas asociadas al Día Internacional de la Mujer, mencionando a Clara Zetkin, una teórica marxista alemana y activista por los derechos de las mujeres que propuso la creación de este día en 1910. La primera celebración tuvo lugar en 1911, y desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.
La postura de la Iglesia Ortodoxa Rusa refleja un enfoque más tradicional y conservador sobre el papel de la mujer en la sociedad, en contraste con las reivindicaciones contemporáneas que abogan por la igualdad de género y la emancipación femenina. Este desacuerdo pone de manifiesto las tensiones culturales y sociales que persisten en Rusia en torno a la celebración del Día Internacional de la Mujer.
