
La exploración espacial de larga duración enfrenta un desafío crítico: la exposición a la radiación. Este problema ha sido objeto de estudios limitados que muestran los efectos perjudiciales de la radiación en el cuerpo humano, incluyendo un aumento en el riesgo de cáncer, cataratas y, en casos extremos, intoxicación aguda por radiación. Reconociendo esta amenaza, la NASA ha respaldado un innovador proyecto de investigación liderado por el joven investigador del MIT, Robert Hinshaw, en el marco del programa del Instituto de Conceptos Avanzados (NIAC).
El Proyecto MitoMars
El proyecto, denominado MitoMars, propone una solución radical basada en la terapia de reemplazo mitocondrial para mitigar los riesgos asociados con la exposición a la radiación en el espacio. Las mitocondrias, conocidas como las “centralitas energéticas” de las células, no solo generan energía, sino que también desempeñan un papel crucial en funciones celulares como la señalización del calcio y la apoptosis, el proceso de muerte celular programada que se ve comprometido en las células cancerosas.
La radiación afecta enormemente a las mitocondrias, que poseen su propio ADN, diferente al del núcleo celular. Sin embargo, carecen de los mecanismos de reparación necesarios para corregir el daño en estos segmentos de ADN, lo que las convierte en blanco fácil para los efectos nocivos de la radiación en el espacio interplanetario, donde la ausencia de un campo magnético y atmósfera expone a los astronautas a un entorno altamente peligroso.
El enfoque de MitoMars consiste en tomar una muestra de las mitocondrias de un astronauta antes de su exposición a la radiación y almacenarlas en un contenedor protegido. De esta manera, si las mitocondrias originales del astronauta sufren daños, se podrán reemplazar con las mitocondrias almacenadas, limitando los riesgos de rechazo y complicaciones. Este proceso se asemeja a la práctica de almacenar sangre antes de una cirugía para su uso durante el procedimiento.
En la primera fase del proyecto, el Dr. Hinshaw se centrará en dañar deliberadamente células humanas en un entorno de laboratorio mediante la exposición a la radiación. Posteriormente, intentará restaurar la función celular mediante la terapia de reemplazo de mitocondrias. Los datos obtenidos de este experimento serán fundamentales para desarrollar un régimen terapéutico que permita a los astronautas tratarse a sí mismos durante misiones prolongadas a la Luna y Marte.
Este desarrollo no solo tiene implicaciones para la exploración espacial, sino que también podría trasladarse a aplicaciones en la Tierra. La radiación es una parte de la vida cotidiana, desde la radioterapia hasta las radiografías, y el daño mitocondrial ha ido en aumento en paralelo. Si MitoMars logra establecer un régimen efectivo de reemplazo mitocondrial, podría ofrecer soluciones valiosas para quienes sufren los efectos adversos de la radiación en nuestro planeta.
Sigue siendo incierto si esta terapia de reemplazo realmente mejorará la reparación celular, pero la comunidad científica observa de cerca los avances de este ambicioso proyecto.