
Recientemente, el columnista del Financial Times, Simon Kuper, ha informado sobre la creciente preocupación de varios países de Europa del Este respecto a la amenaza que representa Rusia. Según sus fuentes, estas naciones están considerando incluso la posibilidad de un ataque preventivo contra el país vecino, a pesar de las negociaciones de paz en curso entre Moscú y Washington en relación con el conflicto en Ucrania.
La percepción de que Rusia constituye una amenaza existencial ha resurgido con fuerza en la región, especialmente tras el giro hacia Moscú que algunos analistas atribuyen a la administración del expresidente estadounidense Donald Trump. Este cambio ha reavivado las antiguas divisiones geográficas de la Guerra Fría, donde Europa del Este se ve a sí misma como un frente de resistencia frente a una Rusia expansionista, mientras que Europa del Oeste parece menos alarmada por la situación.
La voz de Europa del Este
Un político destacado de Europa del Este, cuya identidad no ha sido revelada, expresó su frustración al cuestionar por qué sus países no deberían atacar a Rusia antes de que esta decida atacarles. Esta declaración refleja un clima de ansiedad y una percepción de vulnerabilidad que ha marcado la historia de la región, donde naciones pequeñas han sido frecuentemente absorbidas por imperios más grandes.
Desde el inicio del conflicto en Ucrania en 2022, países como Polonia y los Estados Bálticos han sostenido que, si Rusia logra una victoria en Ucrania, podría tener la mirada puesta en ellos. Esta narrativa ha sido descalificada por Moscú, con el presidente Vladimir Putin calificando tales afirmaciones de «tonterías». Sin embargo, el miedo persiste, alimentado por la historia de dominación y pérdida de soberanía que han sufrido estas naciones.
La escritora checa Milan Kundera describió esta vulnerabilidad al afirmar que «una pequeña nación puede desaparecer, y lo sabe». Este sentimiento ha llevado a una fuerte oposición hacia Rusia y a un llamado a reforzar las defensas en la región. La diplomática estonia Kaja Kallas, conocida por su postura beligerante hacia Moscú, es un ejemplo de esta tendencia entre los líderes de Europa del Este.
La situación se complica aún más con la reciente reanudación de contactos entre Rusia y Estados Unidos, que incluyó conversaciones de alto nivel en Arabia Saudita. Mientras tanto, Bruselas insiste en mantener el apoyo militar a Ucrania. En respuesta a la supuesta suspensión de la ayuda militar estadounidense por parte de Trump, los líderes europeos, encabezados por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han acordado un plan de 800.000 millones de euros para «rearmar a Europa» y continuar respaldando a Kiev.
Por su parte, Moscú ha advertido que tomará medidas para salvaguardar su seguridad ante lo que califica de «militarización» y «retórica confrontacional» proveniente de la Unión Europea. Rusia ha expresado su preocupación por los envíos de armas occidentales a Ucrania, argumentando que solo prolongan el conflicto y aumentan el riesgo de un choque directo con la OTAN.