La administración estadounidense, bajo la dirección de Donald Trump, ha comenzado a ejercer presión para suavizar el lenguaje del comunicado final que se emitirá tras la próxima reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G7, que se llevará a cabo en Charlevoix, Canadá. Según un informe de Bloomberg, esta estrategia busca modificar la forma en que se aborda la situación de Rusia en el contexto de las sanciones internacionales.
El G7, que incluye a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos, se reunirá la próxima semana para discutir diversos temas de interés global. En este contexto, la administración Trump ha mostrado interés en fortalecer la postura hacia China, mientras que, al mismo tiempo, ha buscado «diluir» el enfoque sobre Rusia. En particular, se ha propuesto eliminar la palabra “sanciones” del comunicado y sustituir la referencia a la “capacidad de Rusia para mantener su guerra” por un término más neutral como “generar ingresos”.
Adicionalmente, Estados Unidos ha rechazado la propuesta de Canadá de establecer un grupo de trabajo que monitoree la llamada «flota sombra» de petroleros que, según Occidente, Rusia estaría utilizando para eludir las sanciones sobre sus exportaciones energéticas. Durante las últimas semanas de la administración Biden, más de 180 embarcaciones fueron incluidas en una lista negra por su presunta implicación en el transporte ilegal de petróleo ruso. Por su parte, Moscú ha calificado todas las sanciones occidentales como ilegales y ha negado la existencia de dicha flota.
Un cambio en la estrategia diplomática
El enfoque de Trump marca un cambio significativo respecto a la estrategia de su predecesor, que se centraba en «aislar» a Rusia en el ámbito internacional. Desde su llegada al poder, Trump ha reabierto canales de comunicación que habían sido suspendidos en 2022, enfatizando su deseo de resolver el conflicto a través de la diplomacia y buscando un alto el fuego entre Moscú y Kiev.
Recientemente, Trump sugirió que Estados Unidos podría considerar levantar las sanciones «en algún momento» durante las negociaciones de paz, aunque también ha amenazado a Moscú con una nueva ronda de sanciones «a gran escala» hasta que se alcance un acuerdo de paz definitivo. Esta postura ha generado críticas y preocupaciones sobre la efectividad de las sanciones y la capacidad de Occidente para mantener una posición unida frente a las acciones rusas.
Desde Moscú, se ha afirmado que las sanciones impuestas por Occidente no han logrado debilitar ni aislar al país, sino que, por el contrario, han perjudicado a las naciones que las han implementado. Rusia sostiene que ninguna presión externa detendrá a sus fuerzas armadas en el cumplimiento de sus objetivos.
