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La música: un oficio de alto riesgo para la salud mental de sus profesionales

In Cultura
marzo 09, 2025

Investigaciones recientes provenientes del Reino Unido y Estados Unidos han revelado que la industria musical no es un entorno seguro, debido a su alto riesgo de suicidio. Esta realidad es particularmente alarmante para las mujeres que trabajan en este sector, quienes presentan un riesgo significativamente mayor en comparación con sus homólogos masculinos.

La relación entre la música y la salud mental ha sido objeto de estudio durante años, con figuras icónicas como Kurt Cobain y, más recientemente, Liam Payne, que ejemplifican la conexión trágica entre la fama y el suicidio. Datos del Reino Unido sitúan a los músicos como el cuarto grupo profesional más vulnerable al suicidio, solo superados por trabajadores de la construcción, oficios de acabado y trabajadores agrícolas. En el ámbito cultural, los músicos representan el grupo con mayor riesgo de suicidio, con tasas un 20% superiores a la media masculina y un alarmante 69% por encima de la media femenina.

Un estudio similar realizado en Estados Unidos confirma estos altos niveles de riesgo. Las mujeres en la industria del entretenimiento, que incluye a las artistas musicales, presentan la tasa más alta de suicidio de cualquier grupo ocupacional, mientras que los hombres se ubican en el tercer lugar. El Dr. George Musgrave, profesor de Sociología Cultural y Industrias Creativas en la Universidad Goldsmiths y coautor del estudio, señala que las cifras son preocupantes: “Las mujeres en la música son claramente más vulnerables al suicidio en comparación con la población femenina general”.

Los factores que contribuyen a este alto riesgo son variados. Musgrave menciona las presiones laborales específicas que enfrentan los músicos, como la inestabilidad emocional, la exposición en redes sociales, las exigencias de las giras y el estrés emocional que estas implican. A esto se suman niveles elevados de ansiedad, depresión y abuso de sustancias, que crean un entorno propicio para el suicidio.

El estudio también menciona casos recientes y emblemáticos de suicidios en la industria, como el de Liam Payne y el DJ Avicii, y hace referencia a géneros musicales que históricamente han estado asociados con la ideación suicida, como el metal y el jazz. Se citan palabras de Jimi Hendrix, quien a los 27 años expresó su angustia sobre la vida y la música: “El momento en que sienta que no tengo nada más que ofrecer musicalmente, no estaré en este planeta, a menos que tenga una esposa e hijos”.

La problemática del suicidio no se limita a las naciones occidentales. En Corea del Sur, donde las tasas de suicidio son de las más altas del mundo, varios artistas de K-pop han perdido la vida en circunstancias similares. Musgrave apunta que, aunque no se dispone de datos concretos sobre el riesgo específico de los músicos en Corea, factores culturales como el perfeccionismo social podrían contribuir a este alto riesgo.

Propuestas para la prevención

Ante estos hallazgos, Musgrave y su colega el Dr. Dorian Lamis abogan por la adopción de un enfoque de “cero suicidios” en las políticas relacionadas con la industria musical. Este marco implica una estrategia de siete elementos destinada a la prevención del suicidio, centrada en el cuidado integral de los profesionales del sector. “Hay evidencia contundente de que este enfoque es efectivo para reducir el suicidio en diversas poblaciones”, explica Lamis, poniendo como ejemplo la Oficina de Salud Mental de Nueva York, que logró reducir las tasas de suicidio en un 75% tras implementar esta estrategia.

Musgrave también enfatiza la necesidad de desmantelar la romantización que rodea la conexión entre la música y el suicidio. Según él, “hemos tolerado durante demasiado tiempo la mortalidad temprana y el riesgo de suicidio entre los músicos, representándolos como inherentemente torturados y sufriendo por su arte. Esto debe cambiar”.

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