El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) ha lanzado una oferta de separación voluntaria para sus 80,000 empleados, en un intento por reducir la plantilla federal como parte de la política de austeridad impulsada por el presidente Donald Trump. Según informes, la agencia ha ofrecido un incentivo de 25,000 dólares para aquellos que decidan renunciar antes del 14 de marzo, con la expectativa de que las salidas se produzcan antes de que finalice el año fiscal.
Este movimiento se enmarca dentro de una serie de recortes de personal que han afectado a diversas agencias de salud, incluyendo la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Recientemente, miles de trabajadores en periodo de prueba en el HHS fueron notificados de su despido, lo que ha generado preocupación sobre la capacidad operativa de estas instituciones clave en el ámbito de la salud pública.
Recortes en el Gobierno Federal
La oferta de compra se produce en un contexto de recortes más amplios en el gobierno federal, liderados por el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por el empresario Elon Musk. Desde su creación, DOGE ha implementado una reestructuración significativa de las agencias federales, lo que ha incluido la eliminación de programas y la reducción de personal en varias áreas. Por ejemplo, el DOGE ha reducido la plantilla de la Fundación Interamericana a un solo empleado, el mínimo requerido para su funcionamiento, y ha despedido a 2,000 trabajadores de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
El Secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., ha insinuado que se prevén más recortes en su departamento, mencionando la existencia de una «lista genérica» de empleados que se desea despedir. Esta estrategia de recortes y reestructuración ha suscitado críticas y preocupaciones sobre el impacto en la calidad de los servicios de salud y la capacidad del gobierno para responder a emergencias sanitarias.
La falta de respuesta por parte de la Casa Blanca y el HHS a las solicitudes de comentarios de los medios sobre estas medidas refleja un enfoque de gestión que ha sido objeto de debate en el ámbito político. La implementación de estas políticas de austeridad plantea interrogantes sobre el futuro de la administración pública en Estados Unidos y su capacidad para atender las necesidades de la población.
