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¿Voluntariado de pago? La nueva tendencia que redefine la relación entre empresas y ONG

In Sin categoría
marzo 09, 2025

El voluntariado ha sido tradicionalmente visto como una forma desinteresada de contribuir a la sociedad. Sin embargo, en los últimos años ha surgido una tendencia controvertida en la que algunas organizaciones sin ánimo de lucro están comenzando a cobrar a las empresas por permitir que sus empleados participen en actividades de voluntariado. Este enfoque, conocido como «pagar por ayudar», podría estar transformando la relación entre las corporaciones y las organizaciones benéficas.

Según un estudio reciente, algunas organizaciones en países como Australia, el Reino Unido y Estados Unidos han comenzado a establecer tarifas para que empresas envíen grupos de empleados a colaborar en diversas actividades. Por ejemplo, una organización australiana cobra 600 dólares australianos (aproximadamente 302 euros) por un día de voluntariado para tres empleados en un banco de alimentos. Esta práctica plantea interrogantes sobre el valor y el propósito del voluntariado.

La dualidad del voluntariado corporativo

Los defensores de este modelo argumentan que la imposición de tarifas puede generar ingresos que ayudan a cubrir los costes operativos de los programas de voluntariado y a financiar las actividades de las organizaciones. Además, sugieren que las empresas que pagan por estas experiencias pueden beneficiarse de un aumento en la moral y el compromiso de sus empleados, así como de una mejora en la imagen corporativa.

No obstante, existen voces críticas que consideran que cobrar por el voluntariado puede socavar la esencia misma de esta actividad. Un ejecutivo del sector de la distribución de alimentos, por ejemplo, sostiene que el voluntariado debería ser «tiempo dado sin coste» y que las tarifas pueden desvirtuar la relación entre las organizaciones y las empresas, convirtiendo el acto altruista en una transacción comercial.

Además, el modelo de «pagar por ayudar» podría crear un sistema de dos niveles en el que solo las empresas con mayores recursos puedan participar, dejando fuera a pequeñas empresas que no pueden asumir estos costes. Esto podría, a su vez, afectar la percepción pública de las organizaciones sin ánimo de lucro y su capacidad para atraer donaciones y apoyo comunitario.

Por otro lado, también hay riesgos asociados a las expectativas que pueden surgir entre los empleados que participan en actividades de voluntariado pagadas. La posibilidad de que estos voluntarios esperen recibir trato preferencial o resultados específicos podría alterar la dinámica del voluntariado y afectar la calidad del apoyo que se brinda a las comunidades necesitadas.

Las organizaciones sin ánimo de lucro deben ser cautelosas al considerar este nuevo modelo de financiación. Introducir un componente financiero en el voluntariado podría disminuir el entusiasmo de los empleados y llevar a las empresas a reducir sus proyectos de voluntariado. A largo plazo, esta tendencia podría tener repercusiones negativas en el sector del voluntariado en su conjunto, alterando la percepción pública y la disposición a apoyar a las organizaciones benéficas.

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.