La Oficina Electoral Central de Rumanía ha tomado la decisión de rechazar la candidatura del ultranacionalista prorruso Călin Georgescu para las elecciones presidenciales programadas para el próximo 4 de mayo, donde se perfilaba como uno de los favoritos. Esta decisión abre un plazo de 24 horas para que se presenten recursos ante el Tribunal Constitucional, que contará con 48 horas adicionales para emitir un fallo. Por lo tanto, la resolución final podría conocerse el miércoles por la noche.
Georgescu había logrado, contra todo pronóstico, ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas del 24 de noviembre del año pasado. Sin embargo, esa victoria fue posteriormente anulada por el Tribunal Constitucional debido a indicios de financiación ilegal y injerencia rusa. La reacción de sus seguidores no se hizo esperar, congregándose frente a la Oficina Electoral Central y mostrando una actitud violenta, rompiendo las vallas que la Policía había instalado para proteger el edificio.
Al conocer la decisión, Georgescu expresó en la red social X que se trataba de un golpe directo al corazón de la democracia mundial, afirmando que «Europa es ahora una dictadura, Rumanía está bajo la tiranía».
El líder de la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), George Simion, quien dirige un partido ultranacionalista y euroescéptico que actualmente es la principal fuerza opositora en el país, calificó el rechazo de la candidatura de Georgescu como un acto antidemocrático. Simion se refirió a esta situación como una continuación del golpe de Estado del 6 de diciembre, fecha en la que el Tribunal Constitucional anuló las elecciones presidenciales.
Georgescu, quien había permanecido relativamente desconocido en Rumanía hasta hace unos meses, logró su victoria en la primera vuelta gracias a una campaña en redes sociales, especialmente en TikTok, donde afirmó no haber invertido recursos. Su mensaje, que criticaba a los partidos tradicionales, resonó especialmente entre votantes jóvenes y de entornos rurales, descontentos con la corrupción y el bajo nivel de vida en un país de 19 millones de habitantes que comparte frontera con Ucrania.
La líder del partido ultranacionalista POT, Anamaria Gavrilă, también se pronunció en contra de la decisión, denunciando que Rumanía es «una dictadura» y cuestionando la votación de los 14 miembros de la Oficina Electoral Central.
Motivos del rechazo a la candidatura
Según fuentes del diario rumano G4Media, el rechazo a la candidatura de Georgescu se fundamentó tanto en motivos formales como de fondo. Uno de los factores clave fue la declaración de bienes presentada por el candidato, que contenía incongruencias en comparación con la que había entregado en las elecciones de noviembre.
Georgescu ha defendido un acercamiento a Rusia y ha cuestionado la legitimidad de Ucrania como estado. Su ideario es considerado reaccionario, y en el pasado ha elogiado a líderes fascistas rumanos responsables del Holocausto en el país durante la Segunda Guerra Mundial.
En las últimas encuestas, Georgescu se posicionaba como el favorito para las elecciones, acaparando más del 35 % de los votos, lo que le aseguraba un lugar en la segunda vuelta. Sin embargo, a finales de febrero, la Fiscalía rumana le acusó de seis delitos, incluyendo acciones contra el orden constitucional y la creación de una organización fascista y antisemita.
La Fiscalía hizo pública esta acusación tras interrogarle durante más de cuatro horas, además de los delitos mencionados, se le sospecha de falsedad continuada sobre su patrimonio y la financiación de su campaña.
