En la actualidad, la industria avícola se enfrenta a un dilema significativo: la búsqueda de un equilibrio entre la eficiencia económica y el bienestar animal. Un estudio reciente ha comparado dos tipos de pollos de engorde, los convencionales y los de crecimiento lento, revelando que estos últimos muestran comportamientos más alineados con estándares positivos de bienestar animal. Esta investigación, llevada a cabo por un equipo de científicos de la Universidad de Arkansas, proporciona una nueva perspectiva sobre la cría de aves destinadas a la producción de carne.
Los pollos de engorde, criados específicamente para la producción de carne, suelen ser sacrificados entre las seis y ocho semanas de vida. Por otro lado, los pollos de crecimiento lento requieren hasta doce semanas para alcanzar su peso de mercado. A pesar de que estos últimos han ganado popularidad en algunos mercados europeos, su expansión en Estados Unidos ha sido limitada, principalmente debido a su mayor tiempo de crecimiento y a los costos de producción asociados.
Rosie Whittle, investigadora postdoctoral en ciencias avícolas, ha planteado una pregunta crucial para los líderes de la industria: «¿Por qué optar por un pollo que requerirá más alimento, crecerá más lentamente y costará más producir?» Su trabajo, junto a la profesora Shawna Weimer, ha explorado esta problemática, analizando cómo factores como la genética, la densidad de alojamiento y la edad fisiológica de las aves afectan su comportamiento.
El estudio, titulado Effects of genetic strain, stocking density, and age on broiler behavior, se publicó en la revista Poultry Science. Los investigadores revisaron grabaciones en video de las aves en intervalos específicos para rastrear comportamientos que indican bienestar animal, tales como caminar, estar de pie y acicalarse. Los resultados mostraron que un mayor porcentaje de pollos de crecimiento lento eran observados en posturas activas, mientras que los convencionales tendían a permanecer en una postura lateral, lo que puede ser un indicativo de estrés o malestar.
Comportamientos y bienestar animal
Weimer subrayó la naturaleza dinámica del bienestar animal, sugiriendo que se requieren más investigaciones para entender mejor el comportamiento de los pollos de engorde. Whittle también enfatizó que su estudio se centró en dos tipos de pollos, señalando que «todas las empresas genéticas tienen una receta diferente para los pollos», lo cual implica que el comportamiento puede variar significativamente entre distintas cepas genéticas.
Es esencial continuar la investigación en este campo, no solo para evitar generalizaciones basadas en un par de genotipos, sino también para proporcionar a la industria avícola las herramientas necesarias para adoptar prácticas que mejoren el bienestar animal sin sacrificar la viabilidad económica. La colaboración entre instituciones, como la Universidad de Arkansas y Purdue University, refleja la importancia de un enfoque multidisciplinario en la búsqueda de soluciones sostenibles para la producción avícola.
