Los agricultores estadounidenses enfrentan una tormenta perfecta por las tarifas de Trump

In Economía
marzo 11, 2025

El sector agrícola estadounidense, en especial el de la soja, se encuentra en una encrucijada crítica debido a la imposición de aranceles por parte de la administración Trump. Caleb Ragland, un agricultor de soja de Magnolia, Kentucky, ha visto cómo su negocio, que ha estado en funcionamiento durante más de dos siglos, se enfrenta al desafío de tarifas que han provocado una caída en los precios de las cosechas y un aumento en los costos de producción. En los últimos tres años, los futuros de la soja han disminuido más del 40%, lo que ha llevado a muchos agricultores a cuestionar la sostenibilidad de sus actividades.

Ragland, que ha votado por Trump en las tres últimas elecciones, expresa su preocupación sobre cómo las políticas comerciales afectan la rentabilidad de su negocio. Los aranceles impuestos durante su administración, así como las represalias de otros países, han creado un entorno en el que las decisiones políticas parecen estar fuera del control de los productores. “No podemos seguir en este camino”, advierte. La situación se complica aún más con la reciente imposición de un arancel del 25% sobre productos de Canadá y México, y un 10% adicional sobre las importaciones chinas, que afectan directamente a los productos agrícolas estadounidenses.

Desafíos y consecuencias del comercio internacional

La guerra comercial iniciada en 2018 con China ha dejado cicatrices duraderas en la economía agrícola de EE.UU. Se estima que la industria agrícola ha perdido más de 27 mil millones de dólares, con la soja representando el 71% de esas pérdidas. Ragland subraya que “los aranceles rompen la confianza”, lo que complica la búsqueda de nuevos mercados y afecta las relaciones comerciales existentes. La falta de previsibilidad en las políticas comerciales puede llevar a la ruina a muchos agricultores que dependen de la estabilidad del mercado.

La reciente decisión de Trump de aumentar los aranceles ha suscitado el descontento entre los agricultores, quienes argumentan que estas medidas no hacen más que agravar una situación ya crítica. Con un 44% de los encuestados en una reciente encuesta de Purdue University indicando que las políticas comerciales son la principal preocupación para los próximos cinco años, queda claro que el sector agrícola está en alerta máxima. Muchos productores ya han comenzado a ajustar sus compras de insumos, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en la producción agrícola estadounidense.

A pesar de las dificultades, hay quienes creen que la situación podría llevar a una revisión necesaria de la legislación agrícola, con la posibilidad de una nueva ley agrícola que proporcione apoyo a los productores. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo la norma, y la posibilidad de que las decisiones políticas cambien rápidamente deja a muchos en el sector en una situación precaria.

En un contexto global, Brasil se perfila como el principal productor de soja, desplazando a EE.UU. en la producción, lo que podría llevar a un cambio en los flujos comerciales. Al mismo tiempo, la capacidad de los agricultores estadounidenses para adaptarse a estos cambios dependerá en gran medida de las decisiones políticas y comerciales que se tomen en el futuro próximo.

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