Las defensas aéreas rusas han interceptado 337 drones ucranianos durante la noche, según informó el Ministerio de Defensa de Moscú. Este ataque ha dejado un saldo de un civil fallecido, lo que subraya la creciente intensidad del conflicto entre ambos países.
La ola de drones lanzada desde territorio ucraniano tenía como objetivo principal la ciudad de Moscú. La mayor parte de las interceptaciones se produjo en la región de Kursk, donde se destruyeron 126 drones. En la región administrativa de Moscú, se derribaron otros 91 UAVs. El alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, actualizó la situación a lo largo de la noche, afirmando que 74 drones fueron abatidos en su aproximación a la capital, lo que calificó como el mayor ataque ucraniano hasta la fecha.
El gobernador de la región de Moscú, Andrey Vorobyov, reportó víctimas en tres municipios, incluyendo un fallecido en Domodedovo. Un guardia de seguridad de 38 años perdió la vida y otros dos trabajadores resultaron heridos cuando un dron se estrelló en el aparcamiento de una planta alimentaria, causando daños a aproximadamente 20 vehículos. En total, 14 personas resultaron heridas en la región, entre ellas un niño de cuatro años, según el gobernador.
Contexto del ataque y reacciones
Este asalto representa uno de los más grandes realizados por Ucrania hasta el momento, aunque su escala no es sin precedentes. Kiev sostiene que los drones kamikaze de bajo costo y largo alcance son efectivos para golpear en el interior del territorio ruso. Por su parte, Moscú ha acusado al gobierno ucraniano de recurrir a tácticas terroristas debido a los reveses sufridos en el campo de batalla. El Comité de Investigación ruso está tratando el último ataque como un acto de terrorismo.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha propuesto recientemente una tregua aérea limitada, sugiriendo un alto el fuego en los ataques de drones de largo alcance a cambio de que Rusia detenga sus bombardeos sobre la infraestructura energética ucraniana, operaciones que Moscú argumenta están debilitando la producción de armas y la logística militar de Kiev. Rusia, sin embargo, insiste en una tregua integral, argumentando que Ucrania utilizaría cualquier pausa para reagrupar sus fuerzas y continuar las hostilidades.
Zelensky enfrenta presión por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, quien busca una resolución rápida al conflicto en Ucrania y ha criticado a Kiev por socavar sus esfuerzos diplomáticos.
