
En un contexto de creciente tensión comercial, el CEO de AerCap, Aengus Kelly, ha señalado que el precio de un avión Boeing 787 podría incrementarse en hasta 40 millones de dólares en un escenario de tarifas arancelarias desmesuradas. Esta afirmación se realizó durante una entrevista en el programa Squawk Box de CNBC, donde Kelly enfatizó que una posible subida de un 25% en los aranceles podría llevar a una reacción en cadena que afectaría tanto a fabricantes como a aerolíneas.
Kelly advirtió que, en tal situación, las aerolíneas optarían probablemente por Airbus, lo que podría permitir a este fabricante europeo captar entre el 75% y el 80% del mercado global. Esta perspectiva no es trivial, dado que AerCap es actualmente la mayor empresa de arrendamiento de aeronaves del mundo, habiendo adquirido en el último año 150 aviones, helicópteros y motores de repuesto de Boeing.
Tensiones comerciales y su impacto en la economía global
Las tensiones arancelarias han comenzado a tener repercusiones significativas en la economía global. La reciente implementación de un 25% de aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, anunciada por el expresidente estadounidense Donald Trump, ha provocado respuestas rápidas de la Unión Europea y otros actores económicos. Esta dinámica ilustra cómo las medidas proteccionistas pueden desestabilizar sectores enteros, afectando no solo a los fabricantes de aeronaves, sino también a las aerolíneas y, por ende, a los consumidores.
A pesar de un año complicado para Boeing, marcado por problemas laborales y de producción, Kelly ha expresado una opinión optimista respecto a la mejora en la calidad y seguridad de los productos de la compañía. Según su testimonio, Boeing ha realizado «tremendos avances» en estos aspectos, lo cual es crucial para restaurar la confianza en un sector que ha visto caer su reputación en los últimos tiempos.
En este sentido, la demanda de aeronaves sigue siendo robusta, a pesar de las preocupaciones sobre una posible recesión en el sector de los viajes aéreos. Kelly ha destacado que, aunque actualmente hay un «periodo suave», este ha sido impulsado por el aumento de los costos laborales, lo que refleja una realidad compleja en la que se entrelazan las decisiones empresariales con las políticas económicas y laborales.
Con un futuro incierto, las empresas del sector deben navegar en un entorno marcado por la volatilidad y los cambios bruscos en las políticas comerciales. La capacidad de adaptación y la respuesta a estas tensiones serán determinantes para el éxito de los actores en esta industria, que desempeña un papel vital en la economía global.