El Estado Mayor de Ucrania ha confirmado que uno de los objetivos de los masivos ataques con drones del pasado martes fue el sistema de oleoductos Druzhba, una ruta clave para la entrega de petróleo a los países de la Unión Europea. Esta información fue divulgada a través de un comunicado en su canal oficial de Telegram.
Druzhba, que significa «amistad» en ruso, es una de las redes de oleoductos más largas del mundo, transportando crudo a lo largo de aproximadamente 4,000 kilómetros desde Rusia hasta refinerías en la República Checa, Alemania, Hungría, Polonia y Eslovaquia.
Según el comunicado, “los servicios de seguridad de Ucrania llevaron a cabo la operación, informando sobre explosiones cerca de la estación de despacho de producción lineal ‘Stalnoi Kon’ (Caballo de Acero) en la región de Oryol, Rusia, que gestiona las operaciones del oleoducto”.
Reacciones internacionales y consecuencias
Hungría, que depende de los envíos de petróleo a través de este sistema, ha calificado el ataque de “inaceptable” y ha acusado a Ucrania de amenazar su soberanía. El Ministro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto, anunció que los envíos de crudo a través del oleoducto se habían detenido temporalmente, aunque posteriormente se reanudaron. Szijjarto criticó a la Comisión Europea, argumentando que las garantías ofrecidas sobre la seguridad de la infraestructura energética de Hungría han sido violadas repetidamente.
Informes de medios indican que tres drones de ala fija ucranianos impactaron en la terminal de Druzhba en la región de Bryansk, Rusia. Este ataque formó parte de una ofensiva más amplia que involucró más de 340 vehículos aéreos no tripulados, que golpearon objetivos civiles en todo el territorio ruso, causando la muerte de al menos tres personas y heridas a más de 20, además de provocar un incendio en un depósito de petróleo de Rosneft en Bryansk.
Ucrania ha atacado repetidamente la infraestructura energética rusa a lo largo del conflicto, a pesar de las interrupciones en el suministro para sus aliados europeos. En enero, las fuerzas ucranianas intentaron atacar una estación compresora del gasoducto TurkStream, que suministra gas natural a clientes turcos y a varios países europeos, incluyendo Hungría, Serbia, Bulgaria, Eslovaquia, Bosnia y Herzegovina, y Grecia.
En marzo de 2024, drones ucranianos atacaron una refinería de petróleo en la región de Krasnodar, causando un incendio y una parada temporal. De manera similar, en enero de ese año, un ataque con drones impactó un depósito de combustible en San Petersburgo, dañando supuestamente tanques de almacenamiento.
Uno de los ataques más notorios a la infraestructura energética rusa durante el conflicto fue el sabotaje de los gasoductos Nord Stream en septiembre de 2022. Las explosiones, que dañaron gravemente Nord Stream 1 y 2, conducciones clave para las exportaciones de gas ruso a la UE, generaron especulaciones internacionales sobre los perpetradores. A pesar de las diversas teorías que han surgido, no se ha identificado un culpable definitivo.
Moscú ha condenado los ataques a su infraestructura energética civil, calificándolos de actos de terrorismo. La escalada de estas acciones plantea interrogantes sobre la estabilidad de la región y las repercusiones para la seguridad energética de Europa.
