
En Australia, el auge de los desarrollos de senderismo de lujo está transformando el acceso a la naturaleza. Con la aparición de lujosos albergues, duchas calientes y una infraestructura de senderos cada vez más extensa, muchos optan por estas alternativas sofisticadas, dejando atrás las tradicionales mochilas y tiendas de campaña. Sin embargo, esta tendencia plantea un dilema significativo: ¿están estos desarrollos limitando el acceso a los parques nacionales para los excursionistas independientes con presupuestos más ajustados?
Los parques nacionales australianos, que reciben anualmente más de 53 millones de visitas en Nueva Gales del Sur, son considerados espacios abiertos y accesibles. Su propósito primordial es la conservación de la naturaleza y el patrimonio cultural, pero también facilitan la interacción de las personas con el medio ambiente. La construcción de infraestructuras, como pasarelas elevadas y cabañas, puede mejorar la comodidad de los visitantes y proteger el hábitat, pero a su vez puede limitar el acceso para aquellos que no pueden permitirse experiencias de lujo.
La evolución del senderismo y sus implicaciones
El perfil del visitante de los parques nacionales está cambiando. Cada vez más, estos espacios son utilizados como lugares de encuentro por personas de diversos orígenes, muchas de las cuales carecen de experiencia en actividades al aire libre. Hay una creciente demanda por experiencias únicas que, a menudo, implican un coste elevado. Esta situación ha llevado a las agencias de parques a diversificar sus ofertas, incluyendo aventuras de mayor precio, como rutas de senderismo de varios días en áreas como Tasmania y Nueva Zelanda.
A pesar del impulso que estos proyectos pueden dar al turismo, surgen preocupaciones sobre su capacidad para excluir a los visitantes con menos recursos. La privatización encubierta de espacios públicos, a través de concesiones a empresas privadas para operar en parques nacionales, puede llevar a que estos espacios se conviertan en zonas exclusivas para un sector de la población que puede permitirse pagar por experiencias de lujo. Esto es particularmente evidente en proyectos como el Three Capes Track en Tasmania, donde la accesibilidad ha disminuido considerablemente.
Una propuesta reciente, el plan maestro para el Falls to Hotham Alpine Crossing en los Alpes Victorianos, ha suscitado un gran debate. Aunque promete una experiencia de senderismo única, la consulta comunitaria de 2022 reveló un alto nivel de preocupación entre los ciudadanos, centrada en el aumento del número de visitantes, el riesgo de daños medioambientales y los costos asociados con la estancia en los refugios que se construirán.
Si bien algunos defensores argumentan que las inversiones privadas pueden generar oportunidades sostenibles y bien gestionadas en áreas protegidas, también es crucial garantizar que estas iniciativas no socaven el acceso público. La prioridad de los parques nacionales debe ser la conservación de la naturaleza, mientras que el turismo debe ser una actividad secundaria que no comprometa la integridad ambiental y cultural de estos espacios.
Para que los parques nacionales sigan cumpliendo con su función original, es esencial que se mantengan opciones de acceso gratuito o de bajo costo, junto a las experiencias premium. La gestión de estos espacios debe reflejar su naturaleza pública y la necesidad de una oferta diversa que incluya tanto a quienes buscan lujo como a aquellos que simplemente desean disfrutar de la belleza natural sin un coste prohibitivo.