
La familia moderna, como muchas otras, disfruta de los fines de semana dedicando tiempo al juego, incluyendo los videojuegos. Para los más pequeños, juegos como Toca Dance y Gruffalo Games han demostrado ser populares y atractivos. Sin embargo, a pesar de que el juego es reconocido como fundamental para el aprendizaje y el bienestar infantil, el juego digital genera incertidumbre entre los padres. La preocupación por el tiempo de pantalla excesivo y la seguridad en línea de los niños son temas recurrentes.
Numerosos estudios han subrayado los riesgos asociados con el juego digital en la infancia, centrándose principalmente en la seguridad y la privacidad. Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Sheffield, en colaboración con Unicef y la Fundación Lego, ha explorado la relación entre el juego digital de los niños y su bienestar.
En el marco de su investigación, se realizaron estudios de caso detallados con 20 niños de entre seis y doce años y sus familias en el Reino Unido. Los hallazgos sugieren que, cuando están bien diseñados, los videojuegos pueden favorecer el bienestar infantil de diversas maneras significativas. Si bien es cierto que el juego digital puede presentar riesgos para la seguridad de los niños, existen estrategias para mitigar estos peligros. Por ejemplo, los juegos que están diseñados para el juego en solitario eliminan el contacto con extraños, mientras que una comunicación bien estructurada dentro del juego puede facilitar conexiones sociales beneficiosas.
Identidad, creatividad y bienestar
Los videojuegos que están bien diseñados permiten a los niños explorar, construir y expresar sus identidades individuales. Esta exploración es esencial para su bienestar, aunque jugar con amigos puede generar sentimientos de vulnerabilidad. Un caso notable es el de Penny, una niña de nueve años que utilizó Bloxburg, un juego de simulación en la plataforma Roblox, para experimentar con su apariencia y su creciente interés por la cocina antes de aplicar esos cambios en su vida diaria.
La investigación también pone de manifiesto que la creatividad es vital para el bienestar infantil. En este sentido, juegos como Theme Park Tycoon 2 y Pokémon han servido de inspiración artística para varios niños, facilitando la creación y personalización de objetos, paisajes y avatares. De hecho, un estudio de 2020 de la National Literacy Trust encontró una correlación entre la práctica de videojuegos y el desarrollo de la creatividad a través de la escritura.
El tiempo de ocio representa una oportunidad para que los niños experimenten tanto competencia como autonomía, elementos que son fundamentales para su bienestar. Los juegos digitales bien diseñados fomentan la sensación de dominio y logros. Por ejemplo, el juego World of Goo permite a los jugadores superar desafíos de construcción, lo que genera sentimientos de orgullo y satisfacción.
El juego digital también ayuda a los niños a gestionar conexiones sociales, sentir pertenencia y desarrollar empatía. Un caso ejemplar es el de Dylan, quien mantuvo amistades a pesar de mudarse durante la pandemia gracias a su participación en Fortnite. Por otro lado, Pinar, una niña de nueve años con autismo, encontró en Minecraft un medio para conectarse positivamente con sus amigos, al tiempo que personalizaba su entorno de juego para adaptarse a sus necesidades sensoriales.
Estos hallazgos resaltan el potencial positivo del juego digital, siempre que se lleve a cabo con un diseño que priorice la seguridad y el bienestar de los niños. En un contexto donde la tecnología forma parte integral de nuestras vidas, es fundamental que padres y educadores comprendan tanto los beneficios como los riesgos del juego digital, promoviendo un enfoque equilibrado que fomente el desarrollo saludable de los más jóvenes.