Elon Musk, fundador de SpaceX, anunció el pasado sábado que su cohete Starship, el más grande y potente del mundo, podría partir hacia Marte a finales de 2026, llevando a bordo al robot humanoide Optimus de Tesla. Musk afirmó que, si las primeras misiones transcurren con éxito, los aterrizajes humanos en el planeta rojo podrían comenzar tan pronto como en 2029, aunque una fecha más probable sería 2031.
Elon Musk, que también es CEO de Tesla, presentó el año pasado los robots Optimus en un evento de la compañía. Según sus declaraciones, estos robots, que tienen la capacidad de realizar tareas rutinarias y ofrecer compañía, se espera que tengan un precio de entre 20,000 y 30,000 dólares.
El Starship, que mide 123 metros de altura —aproximadamente 30 metros más que la Estatua de la Libertad—, está diseñado para ser completamente reutilizable en el futuro. Este cohete es fundamental para la visión a largo plazo de Musk sobre la colonización de Marte.
Además, la NASA espera utilizar una versión modificada del Starship como módulo lunar en su programa Artemis, que busca devolver astronautas a la Luna en esta década. Sin embargo, antes de que SpaceX pueda llevar a cabo estas misiones, debe demostrar que el vehículo es fiable, seguro para la tripulación y capaz de realizar repostajes complejos en órbita, lo cual es crucial para las misiones de larga distancia en el espacio.
Contratiempos en el camino
SpaceX enfrentó un contratiempo este mes cuando el último vuelo de prueba del prototipo Starship terminó en una explosión, aunque el cohete impulsor fue capturado exitosamente durante su prueba orbital. Este incidente fue similar a intentos anteriores, donde minutos después del lanzamiento y la separación del impulsor, una transmisión en vivo mostró la etapa superior girando descontroladamente antes de que la señal se interrumpiera abruptamente.
Imágenes dramáticas que circularon en línea mostraron escombros incandescentes cayendo sobre las Bahamas, marcando así la octava prueba orbital no tripulada de SpaceX. La Administración Federal de Aviación (FAA) ha indicado que SpaceX deberá llevar a cabo una investigación antes de poder realizar otro vuelo.
A pesar de este revés, el enfoque de «fallar rápido, aprender rápido» de SpaceX ha sido clave para que se convierta en el proveedor de servicios de lanzamiento más importante del mundo. Sin embargo, la cercanía de Musk con el expresidente Donald Trump y su influencia sobre los reguladores federales han suscitado preocupaciones sobre posibles conflictos de interés. Durante la presidencia de Joe Biden, Musk tuvo varios enfrentamientos con la FAA, acusándola de sobre-regular a SpaceX en cuestiones de seguridad y medio ambiente.
Trump, en su discurso inaugural en enero, prometió «plantar la bandera de las estrellas y las rayas en el planeta Marte», lo que añade un matiz político a las ambiciones espaciales de Musk.
La carrera hacia Marte y la exploración espacial continúan siendo temas de gran interés y debate, no solo por la tecnología y las innovaciones que se presentan, sino también por las implicaciones políticas y sociales que conllevan.
