
La reciente investigación publicada en Science Advances ha revelado que el humo producido por los incendios en la interfaz urbano-silvestre (WUI, por sus siglas en inglés) tiene un impacto en la salud mucho mayor que el de los incendios forestales en áreas remotas. Este estudio, liderado por científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU. (NSF NCAR), estima que las emisiones de los incendios WUI son aproximadamente tres veces más propensas a causar muertes prematuras anuales en comparación con las emisiones de incendios forestales en general. La razón de esta discrepancia se debe a que los incendios WUI se producen mucho más cerca de las zonas pobladas.
Wenfu Tang, la autora principal del estudio, ha afirmado que, aunque las emisiones de los incendios WUI son relativamente pequeñas a nivel global, los impactos en la salud son desproporcionadamente grandes debido a la cercanía de estos fuegos a las poblaciones humanas. Los contaminantes emitidos por los incendios WUI, como las partículas finas y los precursores del ozono, son más perjudiciales, ya que no se dispersan a lo largo de cientos o miles de kilómetros.
La expansión de los incendios en la interfaz urbano-silvestre
La interfaz urbano-silvestre se define como el área geográfica donde la vegetación silvestre y las tierras desarrolladas se encuentran o se entrelazan. Estas áreas han estado en expansión en todos los continentes poblados y ahora constituyen aproximadamente el 5% de la superficie terrestre del mundo, excluyendo la Antártida. Esta expansión ha traído consigo incendios devastadores. Entre los más mortales en los últimos años se encuentran los incendios de Black Saturday en Australia en 2009, que causaron 173 muertes, los incendios de Attica en Grecia en 2018, con 104 víctimas, y el incendio de Lahaina en Hawái en 2023, que dejó un saldo de 100 fallecidos.
A principios de 2025, un brote desastroso de incendios en el sur de California arrasó aproximadamente 16,000 hogares, negocios y otras estructuras, con pérdidas financieras estimadas que podrían alcanzar los 250 mil millones de dólares o más.
En un estudio previo, Tang utilizó observaciones satelitales y técnicas de aprendizaje automático para demostrar que la fracción de incendios globales que ocurren en áreas WUI ha aumentado significativamente en este siglo. Este nuevo trabajo busca estimar los efectos en la salud de las emisiones de incendios más allá de las muertes inmediatas, dado que ciertos contaminantes asociados con el humo, como las partículas finas y el ozono a nivel del suelo, son especialmente dañinos para los sistemas cardiovascular y respiratorio.
Los investigadores emplearon un modelo informático avanzado, el Modelo Multi-escala de Infraestructura para Química y Aerosoles (MUSICA), para simular los contaminantes generados por los incendios. Este modelado incluyó trazadores químicos de monóxido de carbono, lo que les permitió estimar las fuentes de emisiones y diferenciar entre incendios silvestres e incendios WUI.
Los resultados mostraron que las emisiones de incendios WUI representaron el 3.1% de todas las emisiones de incendios en los seis continentes poblados en 2020. Sin embargo, la contribución fraccionaria de las emisiones de incendios WUI a las muertes prematuras fue del 8.8% de todas las emisiones de incendios, debido a la cantidad de personas afectadas por el humo de estos incendios.
Las cifras variaron según el continente, dependiendo de la proximidad de las poblaciones densas a los incendios WUI. En América del Norte, por ejemplo, los incendios WUI representaron el 6% de todos los incendios y el 9.3% de las muertes prematuras por emisiones. En Europa, esos números fueron del 11.4% y 13.7%, respectivamente.
Un aspecto crítico que Tang desea investigar a continuación es la diferencia en las emisiones entre los incendios forestales que consumen árboles y otros vegetales y los incendios WUI que queman estructuras que a menudo contienen sustancias tóxicas adicionales. El humo de los diferentes materiales quemados puede tener impactos muy distintos en la salud humana.
“Es muy importante contar con un inventario de emisiones que tenga en cuenta de manera explícita la quema de estructuras”, dijo Tang. “Necesitamos saber qué se está quemando para determinar qué está en el aire”.